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Universidad Nacional Arturo Jauretche | Instituto de Ciencias Sociales y Administración | Licenciatura en Trabajo Social

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Por Daniela Vaicikauskas. Licenciada en Trabajo Social (UNAJ). Militante del Centro de estudiantes Unidos por la UNAJ.

La siguiente producción se basa en la tesina “Violencia obstétrica: Género y Derecho” para la finalización de la licenciatura en Trabajo Social de UNAJ. La misma aborda la problemática social de violencia obstétrica partir de la Ley N° 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales. La violencia obstétrica es definida como violencia que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en: el trato deshumanizado, el abuso de medicalización y la patologización de los procesos naturales.

En la tesina me propuse indagar acerca del tema, ya que la problemática está naturalizada, legitimada y no es reconocida como una vulneración a los derechos sexuales y reproductivos por parte de nuestra sociedad y principalmente por las mujeres embarazadas y el personal de salud. Por lo tanto, se vuelve sumamente necesario indagar sobre el tema a fin de construir herramientas conceptuales y políticas con el objetivo de visibilizar dicha violencia obstétrica para que las personas puedan acceder a información y puedan conocer cuáles son las prácticas violentas y cuáles son las leyes que garantizan que esto no suceda, siempre abordada desde una perspectiva de género.

Violencia de género y violencia obstétrica.

La violencia obstétrica es una forma de violación a los derechos humanos y reproductivos de las mujeres, los derechos de la igualdad, a la no discriminación, a la información, a la integridad, a la salud y a la autonomía reproductiva, esto se genera en el ámbito de la atención del embarazo, parto y post parto en los servicios de salud públicos y privados, y es producto del entramado multifactorial  en donde confluyen la violencia institucional y la violencia de género (Organización Mundial de la Salud, 2012). En este entramado es indispensable no limitarse a la atención médica individual, sino analizar la discriminación estructural que enfrentan las mujeres en los sistemas de salud y en otros ámbitos de la vida pública y privada, como los factores civiles, políticos, económicos, sociales y culturales a su entorno.

La violencia obstétrica se enmarca dentro de la violencia de género uno de los abusos contra los derechos humanos y una de las manifestaciones más extremas de la desigualdad relacionada con el género, impuesta a las mujeres a causa de su posición subordinada dentro de la sociedad patriarcal. Este tipo de violencia tiene una característica inherente que la condiciona y la invisibiliza como tal y es la cuestión de género. Tomando lo que menciona Marta Lamas (1995), el género es un concepto que tiene que ver con la adjudicación de ciertos roles, los comportamientos aprendidos en una sociedad, comunidad o grupo social determinado, que hacen que sus miembros estén condicionados para percibir como masculinas o femeninas ciertas actividades, tareas y responsabilidades y las jerarquizan y valorizan de manera diferenciada. Es por ello que se habla de desigualdad de género y no de sexo. La violencia obstétrica se genera en el ámbito, institucional, es realizada por las/los funcionarias/os, profesionales, personal y agentes pertenecientes a cualquier órgano, ente o institución pública, que tenga como fin retardar, obstaculizar o impedir que las mujeres tengan acceso a las políticas públicas y ejerzan los derechos previstos en esta ley.

Podemos decir que la violencia obstétrica es una forma que asume la violencia de género, en tanto se construye y se sostiene sobre una violencia simbólica, en donde la categoría de dominadas es ocupada por las mujeres que se encuentran en su proceso de gestación, de parto o de postparto, a las cuales se les asigna el imaginario de lo femenino más radical debido a su sexo y por encontrarse viviendo el proceso reproductivo; y la de los dominantes se encuentra identificada por los profesionales de la salud a cargo de la asistencia médica del parto: ginecólogos/as, enfermeros/as, anestesiólogos/as, neonatólogos/as y pediatras principalmente, sea en recintos de salud públicos o privados, los que detentan el imaginario de lo masculino. En el caso de la violencia obstétrica, la posibilidad de que ocurran agresiones y vulneraciones a los derechos básicos está dada por el hecho de ser mujeres y encontrarse embarazadas, pariendo o puérperas; a esto se le llama una doble vulnerabilidad (Amorós 1990; pág. 39-53), que se produce en el momento en el cual se les resta protagonismo durante la vivencia de sus embarazos, partos y puerperios, siendo desplazadas por la autoridad del saber médico y reforzando la idea de legitimación de la intervención y control por parte de los profesionales de la salud por sobre la voluntad de las mujeres, generando así violencia de género y una vulneración de los derechos. Una de las características más importantes que conforman la violencia de género es la invisibilización y normalización que ésta posee dentro de la sociedad, siendo por ello tan difícil, en la mayoría de los casos, su prevención, pesquisa y sanción. Al ser la violencia obstétrica un tipo de violencia de género ocurre lo mismo con ella, siendo de igual modo una de sus características primordiales y definitorias; el maltrato hacia las mujeres gestantes y parturientas durante su atención en los servicios asistenciales de salud.

Existe, en muchos casos, la creencia simbólica, que la mujer debe pagar por “algo” en el momento del parto, el cual es en relación con vivir una vida sexual activa, o al menos haber concretado una relación sexual; siendo el momento en el que se encuentran bajo el poder médico en donde se les castiga por ello, como un momento de “revancha” para su sufrimiento, esto se puede ver reflejado en algunas agresiones verbales y psicológicas efectuadas por el personal médico a cargo de la atención, tales como: no te gustó abrir las piernas, no te quejabas cuando lo hacías, entre otras. La violencia simbólica presente en dichas manifestaciones de violencia obstétrica, responden en parte a una realidad social en donde las mujeres son constantemente víctimas de una visión estereotipada de ellas. En las entrevistas realizadas en el marco de la tesina se pudo percibir una clara invisibilización de la violencia, donde surgieron cuestionamientos y se hacía presente la disconformidad sobre la intervención médica en el parto. Además, las mujeres manifestaron el poco conocimiento que tienen respecto a sus derechos, de las leyes que rigen, de las diferentes prácticas que se realizan durante el parto y por supuesto del parto como proceso natural del cuerpo femenino. Por eso es importante visibilizar dicha violencia obstétrica para que las mujeres conozcan sus derechos y no sucedan intervenciones violentas durante su embarazo, parto y post parto.

Desafíos de la intervención profesional en la violencia obstétrica

El Trabajo Social a través de la acción profesional interviene desde la perspectiva de construcción de ciudadanía, a partir de la habilitación de sujetos conscientes de sus derechos y responsabilidades. Como trabajadoras sociales asumimos un compromiso con la vigencia, defensa, reivindicación y promoción del ejercicio efectivo de los derechos humanos y sociales.

La violencia obstétrica constituye una vulneración a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y por ende a los derechos humanos, y es por este motivo que entendemos fundamental la intervención desde nuestra disciplina en este campo, donde debemos trabajar en la ampliación de los derechos de los sujetos e intervenir a partir de la puesta en marcha de diferentes procedimientos, que posibilitan y/o aportan a la consecución de objetivos tendientes a modificar esta porción de la realidad social. Nuestra intervención involucra o moviliza procedimientos como la promoción. Esta promoción implica impulsar la realización de acciones o formación de determinados conocimientos y representaciones donde, a partir de ella, se pueda trabajar de modo conjunto con las/os usuarias/os del servicio, en torno a sus ideas, saberes y representaciones, buscando problematizar, desnaturalizar situaciones que vulneran sus derechos durante el proceso de parto.

Es necesario generar dispositivos de intervención que tengan como objetivo prestar una atención sanitaria en la que las mujeres puedan ser partícipes activas del mantenimiento de su salud; pero no sólo como receptoras de consejos y cuidados, sino en una dinámica de relaciones orientada hacia la escucha, coparticipación y establecimiento de toma de decisiones. Esto supone introducir cambios tanto en el sistema médico como en la sociedad en general de forma que las mujeres sean consideradas sujetos capaces y de pleno derecho en todos los aspectos de sus vidas y en cualquiera de las circunstancias en las que, como en el embarazo o parto, se pueden encontrar.

 

Bibliografía

  • Amoros, C. (1990).  Hacia una crítica de la razón patriarcal. Editorial del hombre Anthropos, Buenos Aires, pp: 39-53.
  • Lamas, M. (1995). Usos, dificultades y posibilidades de la categoría de Género. Revista La Ventana, Nº 1, México.
  • Organización Mundial de la Salud. (2012). Recomendaciones de la OMS sobre el parto y nacimiento.
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