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Universidad Nacional Arturo Jauretche | Instituto de Ciencias Sociales y Administración | Licenciatura en Trabajo Social

Introducción

Este artículo explora las masculinidades a través del lente del documental El silencio de los hombres1, analizando cómo este film, dirigido por Lucía Lubarsky y financiado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (en adelante INCAA), ha generado un diálogo crucial en diversos ámbitos sociales y culturales. A lo largo de la entrevista con Lucía, intentaremos saber más sobre la metodología del rodaje, centrada en la empatía, la escucha atenta, y el respeto; y en la recepción que ha tenido este documental, que ha trascendido claramente los círculos feministas, para generar un espacio de reflexión entre varones, mujeres y diversidades, en contextos tan diversos como lo son los espacios de prevención y reflexión de las violencias, los sindicatos, los hospitales y las universidades, por mencionar algunos de los más significativos.

Las preguntas centrales giran en torno a cómo se construyen las masculinidades, qué silencios las atraviesan, y cómo el cine documental puede facilitar la conversación y la autoindagación en torno a la complejidad de esta temática.

Lucía Lubarsky es directora, guionista, productora y poeta. Dirigió las series documentales Nosotras y ARDE, ambas estrenadas en la TV Pública. Dirigió el cortometraje Instantáneas, que participó en distintos festivales nacionales e internacionales. Además, tres cortometrajes suyos se exhibieron en el Festival de Cine de Mar del Plata. Morir en Varanasi fue ganador del concurso del Centro Cultural Kirchner Poesía Ya. En la actualidad, nuestra entrevistada se encuentra desarrollando su segundo largometraje documental, ganador del Fondo Nacional de las Artes. Escribió dos libros de poesía: El sonido de la luz y La distancia habitable. El silencio de los hombres, la obra que nos ocupa en este artículo, es su ópera prima.

-Lucía, ¿Cómo surge tu interés en hacer este documental?

El interés en realizar el documental surge de la percepción de que el universo masculino se volvía cada vez más vedado y lejano, especialmente desde la perspectiva femenina. Esta percepción se basa en experiencias, testimonios y conversaciones con amigas, compañeras y colegas. Además, se observa un vacío respecto a cómo los movimientos feministas y la lucha por los derechos de las mujeres repercutían en los varones: qué pensaban, sentían, si tenían incomodidades, etc. Se buscaba indagar en la interioridad masculina para entender su posicionamiento real. 

La directora nos cuenta que: a partir de seguir indagando en las preguntas y en el desarrollo de la película, como que descubro que de alguna manera todas estas preguntas que yo me hago, que tienen que ver con los mandatos masculinos, con los silencios, con estas cuestiones enquistadas, con la representación y la performatividad del género, con esas expectativas y frustraciones que son muy fundantes para las personas que se perciben como varones, y que son socializadas como varones, encuentro que todo eso, por supuesto que también hace mella en el espacio personal y en el espacio familiar, y puedo empezar a encontrar desde una cierta sutileza como mi propia familia había operado todo eso, como en mi propia familia esos discursos, esos mandatos, esas expectativas de género de varón en varón habían operado fuertemente. Entonces, como que me pareció muy interesante pensar que ese era un posible punto de partida para salir a también indagar en otras historias, no tan cercanas, porque de alguna manera es como empezar a darte cuenta de esta cuestión epidérmica, cómo en realidad está operando silenciosamente en todos los ámbitos, en cada rincón, en cada escuela, en cada vínculo sexo afectivo, en las relaciones de amistad. Entonces, como de repente, ir bajando desde el ámbito como más etéreo, más teórico, más social a decir, bueno, ¿cómo encarna esto en prácticas concretas? ¿Qué huella deja en el cuerpo? ¿Cómo se imprime en los vínculos, en los legados familiares que van armando una trama muy ajustada también? Eso me pareció cada vez más interesante para pensar.

Desde nuestro punto de vista, percibimos que la directora sentía una creciente distancia entre lo femenino y lo masculino, una sensación de desconocimiento mutuo, y buscaba tender puentes para un diálogo y una escucha recíproca. A partir de lo que nos cuenta, se puede afirmar que su interés surgió desde la yuxtaposición de un silencio y un eco, y que ese llamado simultáneo señalaba el momento oportuno para acercarse a esos mundos masculinos, antes vedados. No es menor que ese llamado haya sido atendido desde el arte, como una forma inédita para acercar el tema y promover la reflexión, el diálogo y las conversaciones en torno a la temática que nos atraviesa.

-¿Cómo fue financiado el proyecto?

El proyecto fue financiado íntegramente por el INCAA y obtuvo la aprobación por unanimidad.

-¿El tema propuesto cooperó en el interés por sumarse?

Sí, el tema propuesto cooperó en el interés por sumarse al proyecto. Como te contaba, el INCAA aprobó el proyecto por unanimidad, agradeciendo la mirada, y considerándola interesante e innovadora. No fue necesario modificar u ocultar nada para su aprobación; les interesó que una mujer abordara estas temáticas y se acercara al universo masculino.

-¿Cómo invitaste a participar a los varones que dan su testimonio en el documental?

Hubo una investigación periodística amplia, entrevistando a muchos varones. La selección final incluyó a personas relativamente cercanas a la directora (amigos, conocidos, un exalumno), con quienes se realizaron reuniones, encuentros, se compartieron mates y charlas para consensuar qué se filmaría. Se buscó generar un espacio de confianza donde los participantes sintieran que se haría un buen uso de sus testimonios. Con la familia de la directora, el proceso fue progresivo, comenzando con preguntas telefónicas y la recuperación de experiencias de la crianza, hasta llegar a entrevistas y escenas filmadas en conjunto.

-¿Hubo resistencias, tensiones para abordar la temática?

Sí, hubo resistencias y tensiones para abordar la temática. Algunos entrevistados, luego de abrirse, temieron por las consecuencias de sus testimonios, y pidieron que ciertas respuestas no aparecieran, o que se modificaran algunas cuestiones.

También hubo momentos en que los participantes estuvieron más reticentes a continuar y avanzar con el proyecto debido a cuestiones personales. Estas instancias fueron respetadas.

-¿Cómo lograron que los participantes se abran y den testimonios íntimos/profundos sobre sus trayectorias de vida, sus masculinidades?

El proceso para lograr testimonios íntimos y profundos fue gradual, y se basó en la confianza y el respeto mutuo. Como adelantamos, con la familia de la directora, el acercamiento fue progresivo, a través de la recuperación de recuerdos e historias, y el cotejo de perspectivas.  Con los otros protagonistas, se realizó una amplia investigación periodística, se entrevistó a muchos varones, y finalmente se seleccionó a personas relativamente cercanas a la directora o a su círculo, con quienes se construyó una relación de confianza. Se buscó generar un espacio seguro donde los participantes sintieran que se haría un buen uso de sus testimonios. La directora no les mostró el corte final de la película antes del estreno para evitar que la anticipación de las posibles repercusiones limitara sus testimonios. El montaje final se realizó con cuidado, para no exponer ni revictimizar a los participantes.

Entre otros recintos, la película se exhibió en nuestra Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ) ¿Qué experiencias te deja rodar con el documental por los distintos espacios académicos, culturales, sociales?

La película se proyectó en la UNAJ y en muchos otros lugares: salas de cine, festivales, clubes de cine, centros culturales, espacios de prevención de violencia, espacios con personas que ejercieron violencia, espacios con personas privadas de libertad, grupos de psicodrama, grupos de varones, espacios de militancia, espacios sindicales, hospitales y neuropsiquiátricos, y espacios educativos.  La directora acompañó a más de 50 proyecciones en lugares tan diversos como Ushuaia, Mendoza, Entre Ríos, Santa Fe, Tandil, Córdoba y Montevideo, y también en España y México. En muchos casos, las proyecciones fueron gestionadas por organizaciones sociales, tanto para grupos de varones, como para espacios mixtos. La experiencia fue positiva, generando diálogos e intercambios entre géneros, incluso en lugares como una proyección destacada para policías en Mendoza. La directora considera que la película ha sido una herramienta para facilitar estos diálogos y encuentros.

Reflexiones finales

El documental El silencio de los hombres explora las masculinidades desde una perspectiva íntima y crítica, destapando silencios y contradicciones en torno a los mandatos de género.  La metodología de rodaje, basada en la confianza, el respeto y la escucha activa,  permitió acceder a testimonios profundos y conmovedores,  generando un diálogo  entre varones desde lugares de vulnerabilidad poco frecuentes. La película no sólo da voz a los hombres, sino que propone un nuevo tipo de escucha, habilitando la autoindagación y la reflexión sobre las propias experiencias. Este enfoque, alejado de una postura extractivista, construye un espacio de intercambio y genera un impacto significativo en diversas audiencias, incluyendo espacios académicos, sociales y de salud, por mencionar algunos.

La experiencia de la directora Lucía Lubarsky de abordar la temática desde su propia familia,  permite una comprensión más profunda de cómo los mandatos de género operan en la vida personal y familiar, extendiéndose a ámbitos sociales más amplios. El trabajo nos invita a repensar la construcción social de las masculinidades, sus implicancias en las relaciones interpersonales, y la necesidad de generar espacios de diálogo y reflexión crítica. La herramienta teórica del cine de conversación, se reveló como fundamental para el desarrollo del documental, permitiendo una aproximación sensible y respetuosa a la complejidad de las experiencias masculinas.

Para el futuro, se abre la posibilidad de profundizar en la investigación sobre las masculinidades, explorando nuevas narrativas y metodologías que permitan visibilizar las experiencias diversas de los varones y promover la construcción de masculinidades más justas e igualitarias. En relación al trabajo social, este documental nos interpela a desarrollar estrategias de intervención que promuevan la escucha activa, el diálogo y la reflexión crítica sobre las masculinidades, considerando la importancia de generar espacios seguros para que los varones puedan expresar sus emociones, miedos y contradicciones, contribuyendo a la transformación de las relaciones de género y a la prevención de la violencia.

 

1 En Instagram: @el_silencio_de_los_hombres

 

Autoras:

Olga Barrabino y Alejandro Salgado. Licenciados en Trabajo Social de la Universidad Nacional Arturo Jauretche

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