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Universidad Nacional Arturo Jauretche | Instituto de Ciencias Sociales y Administración | Licenciatura en Trabajo Social

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Por Andrea Landeira Pieroni. Licenciada en Trabajo Social, Jefa de Residentes de Trabajo Social del PRIM Lanús período 2020/2021. Servicio de Área Programática y Redes en Salud (SAPS) del Hospital Zonal General de Agudos “Narciso López” de Lanús.

 La experiencia que quiero compartir se enmarca en el contexto de mi formación como residente de Trabajo Social en el PRIM Lanús. Actualmente, soy jefa de residentes de Trabajo Social del PRIM Lanús (Programa de Residencias Integradas Multidisciplinares del Partido de Lanús). Esta residencia tiene como característica que su formación se encuentra centrada en el primer nivel de atención, siendo su sede el CAPS (Centro de Atención Primaria de la Salud) “1° de Mayo”, ubicado en Lanús Este.

La residencia sostiene diferentes proyectos de prevención y promoción de la salud, los cuales son desarrollados por equipos interdisciplinarios. Puntualmente, la experiencia que quiero compartir es la que venimos desarrollando con el equipo interdisciplinario de los días viernes en el Centro de Salud N° 22 “La Maquinita”. Las tareas del equipo se encuentran enmarcadas en un proyecto de salud mental comunitaria que tiene como objetivo principal fortalecer los lazos sociales de las personas usuarias, buscando establecer conexiones para consolidar una red de apoyos y acompañamientos múltiples.

Con anterioridad al decreto que estableció el Aislamiento, Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) funcionaban en el Centro de Salud “La Maquinita” dos momentos grupales que nucleaban a les usuaries: la asamblea y el espacio de taller. La asamblea era un espacio de encuentro plenario, es decir, con todas las personas usuarias del centro de salud, así como con el personal de planta y residentes.

A posteriori de la asamblea, se desarrollaba un espacio de talleres en paralelo a las consultas individuales por consultorio. Era el momento de la “mateada” y la merienda que propiciaba el diálogo y el intercambio. Se realizaban distintas actividades que se iban proponiendo, tanto por parte del equipo de salud de la residencia como por parte de las personas usuarias. El espacio de talleres ponía en juego la creatividad a partir de la expresión de gustos e intereses. Se establecía como un lugar para compartir conocimientos y habilidades, en definitiva, para ser parte de un hacer y ser en conjunto con otres.

Teniendo presente que la salud es, como expresaba Floreal Ferrara, la capacidad singular y colectiva de luchar contra las condiciones que limitan la vida, de desear y cambiar lo que produce sufrimiento (Ferrandini, 2011); es necesario asumir el protagonismo de la propia vida y encontrarse con otros. Las actividades propuestas en el espacio de “La Maquinita” se orientan hacia la generación de procesos participativos que ponen en juego la creatividad desde lo colectivo, multiplicando las redes de contención comunitaria, en sintonía con lo planteado por Claudia Bang (2014) sobre las estrategias de atención primaria de la salud.

Ahora bien, ¿cómo sostener en el contexto de emergencia sanitaria este proyecto de promoción de la salud/salud mental[1] comunitaria? ¿Cómo pensar la construcción de procesos participativos ante el decretado aislamiento social? ¿Y cómo hacerlo sobre todo conociendo las desigualdades imperantes en el acceso a los recursos tecnológicos necesarios para la conectividad virtual?

Considerando la necesidad imperiosa de generar encuentros, más aún en un contexto de creciente incertidumbre y complejidad, en el cual las condiciones de desigualdad social se encontraron recrudecidas, es que comenzamos a pensar posibles estrategias, en las cuales la creatividad se volvió un recurso imprescindible.

En principio, comenzamos un recorrido de acompañamientos psico-sociales a partir de llamados telefónicos a las personas usuarias del centro de salud. Esto, en un primer momento,  dejó por fuera a varies usuaries que no cuentan con celular o teléfono, o no querían recibir llamadas. Emprendimos la tarea sabiendo que no sería la única forma de contacto, dado que había otros puntos para referenciarse como el mismo Centro de Salud y la Dirección de Salud Mental del Municipio. El objetivo que nos propusimos con los llamados telefónicos fue poder hacer un acompañamiento psico-social propiciando el encuentro entre el equipo de salud y les participantes de “La Maquinita”, así como también sostener el diálogo y la referencia con el espacio de encuentro de los viernes.

Para comenzar con los llamados, se elaboró un instrumento con preguntas orientadoras vinculadas a los objetivos delineados. Se buscó indagar sobre cómo estaban atravesando este momento particular, si estaban contando con acompañamiento de familiares, amigues, vecines. También pesquisar la existencia de dudas sobre el funcionamiento de los servicios de salud, así como también consultar por el acceso a la medicación y poder brindar información relacionada a ambas cuestiones. Asimismo, dialogar sobre el conocimiento de las medidas de prevención y cuidado frente al CORONAVIRUS, y sobre otros emergentes relacionados.

Una cuestión que consideramos clave abordar en los llamados telefónicos fue en torno a la continuidad de los vínculos entre les usuaries del centro de salud, si estaban pudiendo conversar a través del grupo de whatsapp que tenían previamente conformado. En las conversaciones con les usuaries surgieron comentarios sobre molestias y dificultades asociadas a la participación en ese grupo de whatsapp. Comenzaron entonces a surgir nuevos interrogantes: ¿Qué estrategias virtuales podemos llevar a cabo a través de esta red social para promover la participación? ¿Cómo sostener algo de lo que venía ocurriendo en “La Maquinita” a través de este recurso?

Es en este punto que fuimos construyendo la idea de un grupo de whatsapp entre quienes conformamos el equipo de salud y les usuaries de “La Maquinita”. Se buscó recrear en cierta forma ese encuentro grupal que, si bien se encontraría mediado por el celular, podía generar esa fuerza del encuentro, del estar con otres en esa conexión virtual. Nos guío en esta tarea el poder hacer foco no sólo en los aspectos ligados históricamente a la enfermedad o el sufrimiento en sus diversas formas (que indudablemente han emergido), sino sobre todo en lo salutogénico, lo lúdico, y los aspectos de apoyo. Un dispositivo pensado en una lógica de apoyos múltiples, es decir, apoyos no sólo centrados en les profesionales de la salud, sino también, y sobre todo, entre les usuaries, articulando y ampliando sus redes.

Por último, devenido el DISPO pudimos reencontrarnos presencialmente en “La Maquinita”. Ese encuentro que veníamos nombrando en cada llamado telefónico, en cada conversación por el grupo de whatsapp, ya era un hecho. Se sintió la alegría de volver a habitar ese espacio, así como también vimos incrementada la demanda, cuestión que entró en tensión con la situación sanitaria actual, por la cual se establecieron protocolos restringidos de concurrentes.

En esta “segunda ola” de CORONAVIRUS, el espacio nuevamente vuelve a suspenderse. En este punto, estuvimos pensando retomar con mayor contenido el grupo de whatsapp entre usuaries y equipo de salud, a la vez que la idea de elaboración de una revista de “La Maquinita”, va ganando terreno, en el marco de generar estrategias de vinculación que impliquen un soporte gráfico impreso (no digital).

Si bien las tecnologías en sus diversas formas han sido muy útiles a lo largo de estos meses para hacer frente a la situación de pandemia, el ASPO y sus efectos psicosociales derivados; el acceso desigual a equipos físicos tecnológicos o bien a una conexión estable de internet ha sido un problema concreto. Nuevamente apelando a la creatividad, es que surge la idea de una revista del espacio como un medio de expresión y comunicación que no requiere de la virtualidad.

Las condiciones en las cuales nos encontramos frente a la pandemia nos invitan a estar “disponibles”. Esta afirmación que hacen Robles y Sato en su texto “Grupalidades virtuales. El impacto de la pandemia en los procesos grupales” hace alusión a la necesidad de generar espacios de escucha, así como a propiciar un desabroquelamiento de los dispositivos de trabajo.

En este “nuevo andar” de lo que se trata es de “ir a buscar” y no de detenernos en la espera. En ese ir a buscar, se presenta un estar “disponibles o a disposición de lo que surja”, alojando esa “novedad” que requerirá un momento aparte para la reflexión, la reelaboración y la síntesis. En definitiva, se establecerán comunicaciones que no siempre van a contar con respuestas inmediatas, sino que más bien requerirán una pausa, para construir en conjunto. Se generan así encuadres que luego podrán repensarse, teniendo en cuenta la singularidad de cada proceso. Pienso que es lo que venimos haciendo y sabemos que estamos y vamos a seguir en una reconstrucción continua.

 

Bibliografía:

  • Bang, C. (2014). Estrategias comunitarias en promoción de salud mental: Construyendo una trama conceptual para el abordaje de problemáticas psicosociales complejas. Psicoperspectivas, 13(2), 109-120.
  • Ferrandini, D. (2011). Algunos problemas complejos de salud. Rosario.
  • Robles, C., & Sato, A. (2020). Grupalidades virtuales. El impacto de la pandemia en los procesos grupales. La intervención en lo social en tiempos de pandemia. https://www. margen. org/pandemia/textos/robles. pdf.

Notas:

[1] Claudia Bang (2014) utiliza esta expresión a modo de enfatizar que la salud es un concepto integral que incluye y engloba a la salud mental, la cual no puede escindirse o comprenderse de forma aislada al resto de los aspectos y aristas que la conforman.

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