Si sufrís violencia de género llamá al 144.
“Sólo en sueños, en la poesía, en el juego (…)
nos asomamos a veces a lo que fuimos antes de ser esto
que vaya a saber si somos “ (Julio Cortázar – Rayuela)
La implementación del dispositivo de Juegoteca, en tanto proyecto institucional, se viene sosteniendo con cierta sistematicidad desde el año 2008. Está y ha estado constituido por diversos formatos y sostenido por diferentes efectores del CIC: profesionales de la Salud, promotora de salud, profesionales dependientes de la Secretaria de Desarrollo Social y admimistrativxs.
Actualmente la coordinación es sostenida por psicólogxs, trabajadora social de planta y por residentes en Trabajo Social y Psicología.
La población destinataria son niñxs de entre 8 y 12 años, articulando la tarea con intervenciones destinadas a sus familias y adultxs responsables.
La inclusión y ampliación de profesionales en la coordinación de la experiencia, sumado a la situación epidemiológica generada por el Covid 19, provocó su revisión en tanto modalidad de intervención y a lo largo del tiempo fue adaptándose a las circunstancias y particularidades de la demanda. Así, hemos nombrado al dispositivo, según sus alcances y dinámica, como “Juegoteca”, “Juegoteca de Verano”, “Ludoteca Itinerante”, “Juegoteca Virtual”.
Tiempos difíciles, momentos y espacios diversos para jugar
A partir de los cambios significativos en todos los órdenes de la vida y las interrelaciones que trajo aparejado el desarrollo de la pandemia por Covid 19, tuvimos que pensar de qué forma seguir bregando por garantizar el derecho a jugar, aún sin la posibilidad de encontrarnos personalmente. Allí surgió una primera experiencia con las familias del barrio, donde se les hacían llegar juegos, materiales lúdicos y libros, todos ellos intervenidos para garantizar su higiene, y se acordaban los plazos de entrega y en algunos casos su devolución, para que puedan ser compartidos con otras familias.
Otra experiencia muy interesante y que multiplicó la llegada del dispositivo, fue la creación de la “Juegoteca Virtual” utilizando la aplicación Facebook. Para este fin, se produjeron materiales desde el equipo de salud, se compartieron producciones diversas vinculadas al juego, la recreación y la lectura, se promovió la corresponsabilidad en la generación de producciones de lxs niñxs y las familias que accedían a la página y a la vez se validó un nuevo espacio de comunicación entre el equipo y la comunidad.
Fundamentación de la propuesta y principios en los que se sostiene
Es necesario en principio, conceptualizar la niñez, para poder iniciar el análisis del dispositivo, reflejando nuestro posicionamiento. La misma, al ser una categoría social, va cambiando su significado según el momento histórico y como lxs adultxs describimos lo que significa ser niñxs. Por ello, no partimos desde una concepción universal y natural de la niñez, sino que la re-pensamos, alejándonos de una visión adultocéntrica y autoritaria, apuntando hacia un protagonismo integral de las niñeces en todos los ámbitos. (Morales, Magistris: 2019).
En este sentido, al ser la niñez una constructo complejo y dinámico, es que el dispositivo apuesta a construir un posicionamiento y ejercicio interdisciplinario, planteando diversos objetivos. Uno de ellos, es pensar a la Juegoteca como un espacio que priorice el derecho a jugar de todxs lxs niñxs, el cual puede generar diversos efectos, entre ellos terapéuticos, de socialización, en la dinámica familiar, etc.; abordando la salud de forma integral. Otro de los objetivos, es el despliegue de actividades lúdicas a través de distintas experiencias creativas que propicien la participación activa de lxs niñxs.
En relación a lo dicho, el juego es la actividad principal del dispositivo, por lo que resulta necesario aunar criterios en cómo lo definimos. Para ello, tomamos los aportes de autores de distintas disciplinas. Desde Trabajo Social, tomamos los aportes de Mallardi (2017) entendiendo a lo lúdico como una estrategia de intervención posible desde la dimensión socioeducativa de la profesión; por otro lado Bang (2014) toma al juego como potencia clave que aporta a la creatividad colectiva, ya que a través del arte y juego, se desarrollan recursos creativos inter-subjetivos, que son herramientas para enfrentarse y resolver luego las exigencias cotidianas, de forma activa y novedosa. Desde Psicología, Winnicott (1993) señala que el juego es natural y universal, es por sí mismo una terapia, en esencia es satisfactorio y corresponde a la salud, ya que facilita el crecimiento y puede conducir a relaciones de grupo.
Partiendo de lo dicho, concebimos al juego como una actividad en la que confluye lo subjetivo e interrelacional, donde niñxs y adultxs se encuentran para fortalecer y construir el tejido social. Revalorizamos el juego como actividad significante, fundadora y reparadora, creando sentido de pertenencia y promoviendo el desarrollo de la identidad y del psiquismo. Entendemos al juego como idioma universal, cuando la palabra no se puede utilizar o tiene carácter de incompletud.
En relación a lo enunciado, es menester mencionar que la importancia del juego y la recreación de lxs niñxs, fue reconocida por la comunidad internacional en la Declaración de los Derechos del Niñx de 1959, donde se proclamó que “el niñx debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones”. En la Convención sobre los Derechos del Niñx de 1989, en el artículo 31 se declara explícitamente que “los Estados partes reconocen el derecho del niñx al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes”.
Sin embargo, tal como lo manifiesta Comité de Derechos de la ONU, en la Observación General N°17 de 2013, es escaso reconocimiento que los Estados otorgan a los derechos contenidos en el artículo 31. Según esta Observación, “el limitado reconocimiento de la importancia de esos derechos en la vida de los niñxs se traduce en la ausencia de inversiones en disposiciones adecuadas, una legislación protectora débil o inexistente y la invisibilidad de los niños en la planificación a nivel nacional y local”.
Es así que nuestro proyecto institucional se sostiene, entre otros determinantes, en los principios jurídicos antedichos.
En lo conceptual y procedimental, se lleva a cabo siguiendo los principios teóricos que dan soporte a las Juegotecas, en tanto espacio lúdico y creativo con actividades libres enmarcadas en el juego como ejercicio pleno de un derecho, y momentos guiados por los coordinadores a fin de significar y resignificar ese hacer en tanto “marca” de un momento compartido donde se promueve la apropiación de valores, la expresión de singularidades y la co-responsabilidad de todos sus participantes en su construcción.
La misma reconoce, recupera e integra otras experiencias institucionales que se fueron desarrollando desde el año 2008 en El CIC del barrio El Rocío, redefiniendo sus objetivos hasta constituirlo como una propuesta que no se plantea como terapéutica pero observa y analiza sus efectos en este sentido.
En situación de presencialidad, como mencionamos anteriormente, la población destinataria son niñxs de entre 8 y 12 años en situación de vulnerabilidad socio-familiar y/o afectiva. La frecuencia de los encuentros es semanal, sosteniéndose también un encuentro mensual con los adultxs responsables como forma de anclar y legitimar la experiencia con las familias.
Los criterios de admisión se discuten y revisan en forma interdisciplinaria y la inclusión de lxs niñxs surge de las derivaciones internas de otras experiencias y dispositivos institucionales como así también de las escuelas y organizaciones barriales y comunitarias de la zona.
Desarrollo de la experiencia: ¿Cómo lo hacemos?
La idea de responder a las diferentes demandas y pedidos de intervención implica reconocer a lxs participantes no desde sus “problemáticas” sino como sujetos plenos de derecho que por diferentes motivos no logran ejercerlos integralmente. Estos principios rectores y objetivos generales de la propuesta, promueven que cada unx sea consideradx en su propia singularidad, como así también en sus entramados contextuales, familiares, educativos y comunitarios. A partir de este posicionamiento, surgido también desde el ámbito normativo, se plantean nuevos desafíos acerca de la complejización en las nociones de salud, educación, crianza, bienestar, y reconocimiento del otro, superando viejos paradigmas que reproducen estereotipos que impiden o dificultaban una concepción integral de las personas.
Así, consideramos que esta práctica no puede llevarse adelante sin la participación y la co-responsabilidad de los otros significativos, presentes en los ámbitos familiares, institucionales, organizacionales y comunitarios que atraviesan la vida de lxs niñxs. Para eso, realizamos intervenciones aleatorias tales como entrevistas individuales, reuniones grupales, articulación con distintos efectores e integración con otros espacios y experiencias que dan marco y legitiman la singularidad de los encuentros en el dispositivo propiamente dicho.
Trabajamos con el concepto de juego en su instancia experiencial, rescatando la cultura lúdica familiar y procuramos darle a este aspecto de la vida una relevancia que no sea exclusiva y excluyente de lxs niñxs. Así mismo promovemos el intercambio de haceres y saberes que connotan la cotidianeidad de lxs participantes como aspectos que expresan rasgos subjetivantes e identitarios.
Los encuentros con lxs niñxs tienen distintos momentos y persiguen diversos objetivos. Además de los objetivos generales antes mencionados, surgen nuevos en relación a la identificación de los efectos producidos a partir de la experiencia, de los decires de lxs referentes de lxs niñxs y de nuestra observación.
En cada encuentro, primero se realiza una apertura grupal, donde se invita a la presentación de cada unx para que se conozcan entre ellxs. Luego, se comparte alguna pregunta inicial y/o la construcción colectiva de una historia, que invite a la reflexión sobre intereses, gustos y experiencias en el cotidiano. Una viñeta que materializa lo dicho, es el caso de C. que luego de un intercambio en la presentación con respecto a la temática de los abuelos, compartió sus inquietudes en su ámbito familiar, permitiendo reflexionar y problematizar sobre sus orígenes.
Luego se da un segundo momento de juego libre, donde se invita a que lxs niñxs puedan explorar los distintos materiales y elegir el juego de preferencia. Aquí, como coordinadorxs, observamos cómo se desenvuelven y las interacciones que ocurren en el espacio, como también si eligen un juego individual o compartido con otrxs. Así es como el juego libre se desarrolla a partir de la coparticipación de lxs niñxs, ya que ellxs pueden proponer a qué jugar, cómo y con quien, eligiendo el juego y el espacio donde se pondrá en acción. En este sentido, Morales (2021) expresa que es nuestro desafío como profesionales tratar de “habilitar espacios entre niñxs, corrernos cuando ellxs lo requieran para tener sus lugares, sin adultxs mediante, donde la confianza se agrande y el saberse juntxs potencie la vida”
En algunas ocasiones, este segundo momento decanta en un juego grupal, propuesto por los coordinadores quienes observan la disposición de lxs niñxs para ello. En caso de acontecer, el juego está dirigido a favorecer la cohesión grupal, promover un sentido de pertenencia y la aceptación de las pautas de un juego reglado.
Por último, se busca generar un espacio donde el cuerpo encuentre una vía de expresión a través de la música, invitando a cantar o hacer movimientos a través de la danza, favoreciendo la expresión de emociones mediante el movimiento corporal.
Para despedirnos, se entregan libros y juegos, para que lxs niñxs se lleven a sus casas durante una semana y lo devuelvan el encuentro próximo. Ello favorece conductas responsables, asociadas al valor social, claves para el desarrollo, ya tienen la responsabilidad del cuidado del libro y/o juego. Esto tiene como objetivo, habilitar espacios de encuentro entre lxs niñxs y sus familias, teniendo como mediador el libro/juego, siendo esta actividad un momento esperado por ellxs. Para ilustrarlo compartimos la siguiente viñeta: en una reunión de referentes, una madre señala que a raíz del préstamo de un juego, jugó con su hija que hace mucho tiempo no lo hacía, marcando este hecho como clave en su relación. Lo mencionado visibiliza al juego como una forma de interactuar de otro modo en la dinámica familiar, siendo otra vía cuando en ocasiones la palabra se encuentra obstaculizada, promoviendo las relaciones horizontales entre lxs niñxs, sus referentes y pares.
Es importante remarcar que la Juegoteca es un espacio donde se respeta la decisión de cada niñx de participar de las propuestas o no. Para reflejar lo mencionado relataremos la siguiente situación: el niñx T participó de todos los espacios de juego, sin embargo en el momento de cierre decidió no intervenir, alejándose del grupo. Desde la coordinación se lo invitó a participar y otrxs niñxs también lo incentivaron, pero su decisión no se modificó. Dicha situación nos invita a considerar la subjetividad del niñx, leyendo esa negativa a participar como un indicador pasible de análisis, acompañando en las fortalezas y dificultades que trae el participar de un juego grupal.
La Juegoteca se constituye en los encuentros relatados anteriormente con lxs niñxs y en reuniones con sus referentes una vez al mes. Éstas últimas, tienen como objetivo generar un espacio de encuentro para reflexionar con ellxs sobre cómo se encuentran lxs niñxs, sobre su relación vincular, pensando sus vínculos con el juego. Esto nos permite generar lazos entre lxs coordinadorxs y lxs referentes vinculares propiciando el encuentro entre lxs mismos, compartiendo sentires, experiencias y momentos en común.
Para visualizar la importancia de los encuentros mencionados, relatamos una viñeta: una referente refiere “que ha notado cambios en la conducta de su hija, en su humor, y que ello ha favorecido el vínculo con su entorno”, siendo que la niña presentaba dificultades de vinculación con sus pares, tanto en el ámbito barrial como educativo. Ello le generaba malestar, expresándose en su grupo primario.
Esta viñeta nos permite materializar los efectos del dispositivo en lxs niñxs y en lxs adultxs referentes, observando al juego como un generador de cambio progresivo.
Jugamos entre nosotrxs, jugamos con lxs otrxs…
A partir de la constitución y afianzamiento del grupo en el espacio de encuentro semanal, en ocasiones hemos “excedido” sus límites y siempre en forma consensuada, desarrollamos otras actividades:
- Encuentros con Otrxs: experiencias compartidas con diferentes dispositivos que se desarrollan en la institución.
- Intercambio lúdico con las familias.
- Presentación de actividades en jornadas institucionales.
- Organización de actividades (festejos, desayunos, lectura de cuentos, cocinamos con nuestras recetas, obras de teatro y títeres) En fechas especiales: Cumpleaños, Día del Niño, Navidad, Día Internacional del Juego, Llegada del Invierno y la primavera, entre otras.
- Implementación de la “Juegoteca de Verano”, donde se revisó y amplió el rango etario de lxs participantes atento a las demandas y necesidades de las familias.
Reflexiones interdisciplinares
A partir de las observaciones desarrolladas en participación activa, nos surgen distintos interrogantes sobre esta particular dinámica de trabajo, que nos invitan a la reflexión. En un primer momento nos preguntamos cuáles son los elementos que posibilitan el despliegue de la interdisciplina, logrando trascender la simple articulación de disciplinas y construyendo una particular intervención. En consecuencia nos preguntamos, se debe a: ¿El objetivo del dispositivo? ¿A la construcción de la estrategia de intervención desde la grupalidad? ¿A los criterios de admisión pre establecidos y organizados? ¿A la articulación de actividades con lxs niñxs, referentes afectivos y profesionales de manera horizontal? ¿A la circulación constante de saber y poder de lxs participantes? ¿A la co-construcción de actividades? Al no poder construir una respuesta acabada, los interrogantes nos orientan a reflexionar en torno a ellos, como aspectos posibles que propician esta forma de trabajo compartido.
En la misma línea, consideramos que la lectura de las situaciones problemáticas se realiza entendiéndolas como entramadas en un constructo social, desplegando así una lectura interdisciplinaria, entramando lo individual y colectivo. A partir de allí, es que pensamos como intervención situada la incorporación a la Juegoteca, como lo oportuno para ese niñx en ese momento subjetivo particular, siendo así, la grupalidad la estrategia. Dicho esto, relatamos una pequeña viñeta: “B es un niñx que ingresa por Orientación y Admisión a un tratamiento individual interdisciplinario. Durante dicho seguimiento no se logra terminar de construir y definir un problema concreto, que amerite la instalación de un tratamiento como en el que se encontraba. A partir de la profundización del conocimiento de la situación de su entorno y de su malestar subjetivo, se acuerda el ingreso del niñx a la Juegoteca. A partir del primer encuentro en dicho espacio, se observa fehacientemente como él mismo participa de las actividades, socializa con lxs demás y se desenvuelve sin ningún tipo de dificultad”. Esta viñeta ejemplifica la necesidad de realizar una lectura interdisciplinar para cada situación. En este caso, se concluyó que lo oportuno era brindar un espacio de acompañamiento a los padres de B, a fin de trabajar sobre pautas en relación a la crianza y el cuidado del niñx. Mientras que con B, la estrategia se abordó en clave grupal en función de su malestar.
Por otro lado, partiendo de un posicionamiento interdisciplinar, nos habilitamos a reflexionar en torno a las formas de intervenir, donde si bien cada profesional tendrá su especificidad, coincidimos en el objetivo de las mismas: incentivar la participación; generar un clima de confianza; propiciar la construcción de pautas de convivencia; favorecer la incorporación de nuevos integrantes; posibilitar el juego tanto individual como colectivo, etc.
En la misma línea, coincidimos que una de las intervenciones de importancia, es el “estar” en el juego, jugar realmente. En ese jugar, a su vez, pueden ofrecerse otras intervenciones dirigidas por nuestra lectura del espacio en cada encuentro, la dinámica que se va generando y las necesidades de cada niñx en particular.
Para ejemplificar lo expuesto, relatamos una intervención que realizó un coordinador, quien se encontraba jugando con una niña al vóley, y observa en un rincón, otras dos niñas jugando a lo mismo. El coordinador, funcionando como mediador, invita a las niñas a jugar juntas, buscando una interacción entre ellas, facilitando el desarrollo de un juego grupal. Luego, se corre del juego, para favorecer el funcionamiento autónomo del mismo.
Podemos decir que a lo largo de este proceso de reflexión y construcción en torno a la interdisciplina, nos parece importante remarcar el valor de lo disciplinar, siendo esta la base de la primera. En la misma línea, Elichiry (2009) señala que el trabajo interdisciplinario se lleva a cabo sin perder la especificidad disciplinar.
Asimismo, Fuentes y López (2014) nos dicen que la interdisciplina obedece a distintos niveles de procesos (políticos, organizacionales, ideológicos, económicos), por lo que requiere también distintos niveles analíticos. No se reduce a una cuestión de voluntad de trabajar de otra manera, y difícilmente su potencialidad conceptual se agote en lecturas unilaterales, que atribuyen su posibilidad/imposibilidad de “realización” a los actores institucionales, a la sociedad instituida o a sus modos de organización del conocimiento. Construir una posición interdisciplinaria requiere avanzar en acuerdos político ideológicos y epistemológicos de base, sin los cuales se torna imposible transitar la multirreferencialidad teórica en la comprensión-construcción de problemas y sus estrategias de abordaje
En torno a lo dicho, proponemos que la interdisciplina no reemplaza las disciplinas, por el contrario, las reconoce y articula. Por ello, a continuación se intentará pensar los aportes que cada disciplina puede ofrecer al dispositivo.
Trabajo Social
En nuestro pensar el dispositivo Juegoteca desde el Trabajo Social, consideramos al usuarix como un ser social y ontológico, anclado en todas las dimensiones que atraviesan al mismo, de forma compleja y dinámica. Por consiguiente, entendemos que cada situación “…requiere de un método particular para ser conocido… El descubrimiento de cada objeto implicará siempre una investigación, que jamás será idéntica a ninguna otra, en la misma medida en que jamás habrá dos entes exactamente iguales…” (Lessa: 2000)
Primeramente partimos de no tener una mirada fragmentada de la situación, ante ello nos preguntamos ¿Qué es lo social? Nos resulta difícil separar lo social de las demás dimensiones, siendo una producto de la otra y entender ello de modo simplista nos llevaría a prácticas estandarizadas, pragmáticas e inmediatistas (Cruz y Fuentes: 2014) Por ende, apuntamos a comprender la totalidad de la situación, de manera que podamos delimitar los espacios estratégicos para la acción. Siguiendo esta línea entendemos la intervención profesional como una construcción artificial ubicada temporo-espacialmente, que por un lado toma la demanda de lxs usuarixs pero a la vez fragmenta la manifestación de la cuestión social.
Por lo mencionado entendemos la Juegoteca como una estrategia de intervención con gran potencia, la misma denota un modo de problematizar y conocer las situaciones no desde su fijeza, sino desde su movimiento en clave grupal. Consideramos que alojar el padecimiento subjetivo de lxs niñxs, a través de una intervención grupal, permite comprender al usuarix en su totalidad, yendo de lo universal a lo singular para terminar en lo particular. Dicho modo se relaciona con la forma de entender la salud, no desde la patologización de las infancias, sino desde la potencia grupal, recuperando saberes que sean capaces de rescatar la sensibilidad y la vincularidad (Morales: 2021)
Por otro lado, entendemos que la Juegoteca como espacio inserto en un CIC, nos permite extender el lazo social y la conceptualización de salud integral. Al respecto Carballeda (2014) dice “El Lazo Social es, de esta manera, un mecanismo atravesado por lo simbólico, que da cuenta de la relación entre sujeto y mundo social, es singular y está compuesto por elementos materiales y múltiples significaciones que se hace necesario en la construcción de subjetividad, dado que actúa como mediador en la construcción de diferentes sistemas de significados y valores que nos hacen sujetos.” De este modo los lazos entre lxs niñxs que se forman en la Juegoteca, mediante el juego, son trasladados a su hogar, a la escuela y al barrio como otro modo de socializar. Por consiguiente, el tejido social se ve fortalecido, así como la participación social, la libertad de expresión y las formas de relacionarse, validando nuevas herramientas de comunicación no convencionales en los distintos ámbitos que transitan.
En el mismo sentido entendemos a la Juegoteca como espacio ético-político, en tanto posicionamiento profesional y como creador de espacios de reflexión en lxs niñxs, de los sucesos cotidianos y globales. Lo mencionado se enmarca en que la participación de las niñeces y la construcción conjunta de su autonomía, tiene una fuerza ética muy significativa, para decidir las intervenciones en el campo de lo social y de la salud.
Intervenimos con lxs niñxs desde su potencia emancipadora, entendiendo la grupalidad como modo de dar respuesta desde una institución de salud a las demandas y concibiendo al juego en sí como una actividad que reflexiona, divierte y permite elaborar situaciones. Del mismo comprendemos al juego como un instrumento para nuestra práctica profesional, entendiéndolo como un derecho (Art 20, 26.061), siendo los organismos estatales claves para garantizar su despliegue por medio de la política pública, en todos los ámbitos en los que están insertas las niñeces.
Por último, pensamos en la Juegoteca, como lugar que permite la democratización del juego y la participación, donde se propone una horizontalidad que invita a todxs a ser parte.
Psicología
A la hora de pensar la especificidad disciplinar desde nuestro rol como psicólogxs en el dispositivo, rescatamos que el mismo permite trabajar de forma colectiva, con las redes del niñx y abordando la complejidad de la diversas situaciones. Así es como, Bleichmar (2005) al hablar de producción de subjetividad y constitución del psiquismo, da cuenta de la relación entre lo social y lo subjetivo, de cómo lo histórico-social y lo político hacen parte fundamental de la organización psíquica desde el comienzo. Por producción de subjetividad, entiende a las representaciones que cada sociedad instituye para la conformación de sujetos que puedan desplegarse allí, y por constitución del psiquismo, como la conformación del aparato psíquico a raíz de la determinación libidinal del sufrimiento psíquico.
Sumando a lo dicho, rescatamos el valor central del juego en la Juegoteca, pudiendo a través de él intervenir sobre aquello que causa sufrimiento. Winnicott (1997) postula que el juego es esencial, ya que lxs niñxs se muestran creadores y usan toda su personalidad. De esta forma, el sujeto descubre su persona sólo cuando se muestra creador. Puede suceder que nos encontramos con niñxs que no pueden jugar, siendo nuestro objetivo acompañarlos en el pasaje a un estado en el que sí puedan hacerlo, trabajando colaborativamente sobre los obstáculos. Gamsie (2017) teoriza sobre el juego en el análisis psicoanalítico con niñxs, y aunque la Juegoteca no se enmarque en este dispositivo, tomamos algunas de sus ideas. La autora retoma a Freud, quien sostiene que lxs niñxs hacen del juego su actividad más intensa y no constituye una mera técnica, ni una práctica menor; es el campo mismo donde se constituye el sujeto. Este último punto, nos resulta clave para pensar el lugar fundamental del juego en la estructuración psíquica del sujeto. Además, menciona el lugar del analista, el cual no debería ser un espectador exterior de la escena lúdica, sino que “es un jugador que sostiene, se presta y se pone en juego”. Lo dicho nos sirve para pensar la posición mencionada anteriormente: “estar en el juego”. Así es como el juego se desarrollará con lxs coordinadorxs incluidos en la escena, dándose así, un “hacerse a la par”. En la misma línea, menciona el poder observar: la secuencia de los juegos, la posición del niñx en los mismos, y aquellos juegos que se repiten e insisten. Este último punto lo vemos ejemplificado en la repetición del malestar que presenta E. cada vez que nos acercamos a la finalización de los encuentros. Ello constituye un indicador a ser analizado y trabajado.
Resulta importante pensar el lugar del juego en la estructuración del psiquismo y como va cambiando de modalidad. Winnicott (1997) señala que hay un desarrollo que va de los fenómenos transicionales al juego, de éste al juego compartido y de él a las experiencias culturales. En la misma línea, Erikson (1963) postula que el niñx que juega avanza hacia nuevas etapas de dominio, proponiendo tres formas del juego infantil, que caracterizan momentos centrales del crecimiento. Primero, la autoesfera, donde el juego se centra en su propio cuerpo y consiste en la exploración por repetición. Luego, la microesfera, que consiste en juegos solitarios que resultan indispensables para la reparación de emociones y por último, la macroesfera, que se da cuando el niño comparte su mundo y su juego con otrxs. Así es como en la Juegoteca, resulta clave observar qué tipo de estructura de juego predomina en lxs niñxs y cuáles son las dificultades que se expresan. Por ejemplo, observamos que algunes niñxs realizan juegos individuales a lo largo de todo el encuentro, otrxs que pueden sostener un juego compartido en un tiempo acotado, y otrxs que lo hacen sin dificultades.
Por último, podemos observar y trabajar sobre la conformación de la grupalidad. Freud (1930) en El malestar de la cultura refiere lo siguiente: “Todo depende de la suma de satisfacción real que pueda esperar del mundo exterior y de la medida en que se incline a independizarse de éste; por fin, también de la fuerza que se atribuya a sí mismo para modificarlo según sus deseos.” A lo largo del desarrollo, es preciso ceder satisfacciones pulsionales individuales, en pos de la inserción cultural. Lo mismo podemos observar en los juegos grupales, y las dificultades que en él pueden aparecer. Esto puede apreciarse al momento de jugar a un juego reglado, donde G. no podía esperar su turno, apurando o interrumpiendo el juego de los demás.
Algunos resultados y conclusiones
Tal como lo hemos anticipado, el objetivo principal de la experiencia es la promoción y el ejercicio del derecho a jugar.
Ante las situaciones de vulnerabilidad sobre las que pudimos intervenir, la revisión del posicionamiento no solo subjetivo sino también el redimensionar el lugar de lxs niñxs en los entramados sociales, comunitarios, institucionales y familiares, pudo ser evaluado en los cambios producidos y en los efectos terapéuticos que se expresaron en la mejora de las relaciones interpersonales, el reconocimiento de lxs niñxs como sujetos de derecho, las mejoras en los aprendizajes tanto formales como no formales y la construcción de valores compartidos y prácticas vinculares sanas y respetuosas.
Los desafíos en este camino son múltiples, sin embargo apuntamos a construir un espacio gratificante de trabajo con lxs niñxs que no se reduzca a la lógica adulta, si no que cree un abanico de posibilidades donde se encuentren, el juego, el arte y el derecho.
Autores: Equipo de Salud CIC El Rocío
Lic. Alejandra Chappani, Lic. Melina Luna, Lic. Oriana Makara, Lic. Romina Mengarelli, Prof. Lic. Darío Roth, Lic. Evelyn Sánchez, Lic. Sonia Gastelu.
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