Si sufrís violencia de género llamá al 144.
Si pensás que tenés Covid-19 llamá al 107 (si estás en Florencio Varela) o al número provincial 148.
Hace algo más de un año, la dirección de la Carrera me propuso la tarea de dirigir la tesis de la entonces estudiante Stella Maris Mansilla. El tema de la misma era “muerte perinatal, padecimiento subjetivo e intervención social” y despertó mi interés, básicamente, por dos razones: una, por ser una temática con cierta vacancia en el campo de la intervención del trabajo social y otra, por ser un tema que suele estar invisibilizado y poco presente tanto en la agenda pública como en la agenda de los gobiernos. Además, me pareció sumamente valioso y reparador que una estudiante que había atravesado esa experiencia, pueda convertir el dolor en militancia para ayudar a otras mujeres, y esta investigación también considero que es un aporte desde la construcción del conocimiento a esa militancia solidaria con sus congéneres y también desde la intervención de la profesión del trabajo social.
Cuando los seres humanos desean tener un hije y el embarazo avanza, empiezan a “preparar” su llegada al mundo. Sucede la compra de un moisés, el regalo de la ropa, el ponerle un nombre, acondicionar un cuarto para albergarlo, preguntarse cómo será y a quien se parecerá. Se lo escuchó y vio en una ecografía y la foto de la misma acompaña la vida cotidiana. Al interrumpirse de manera inesperada ese sueño, ese proyecto, ese deseo, aparece un profundo dolor y frustración, muchas veces acompañada del silencio, del tabú, del “ya va a pasar” y de “eso no se habla”.
La experiencia de la muerte perinatal, conlleva una perdida que de no ser elaborada genera en la mujer un importante padecimiento subjetivo, que impacta en su salud integral, en sus vínculos más cercanos, en su ánimo, en su cuerpo. En los sectores populares, el parto se suele dar en hospitales públicos, muchas veces (no siempre) saturados de demanda, con maternidades a “cama caliente” (de la sala de parto sale una mujer y en el pasillo hay otra esperando para ingresar). En este contexto las mujeres que sufren la muerte de su hijo, suelen irse del hospital con una gran angustia y con escasas respuestas ante la pregunta “¿por qué murió mi hijo?”
Stella Maris, desde su participación en una fundación que brinda apoyo a mujeres que padecen la muerte de sus hijes, pudo pensar las dimensiones sobre las cuales avanzar en el trabajo de investigación. Ahí establece la relación entre el sufrimiento de las mujeres, los discursos que circulan alrededor del mismo y pensar líneas de intervención social adecuadas, que no se agotan en los abordajes individuales de la psicopatología y la psiquiatría. En este sentido, la construcción de un duelo saludable no debería pasar solamente por administrarle medicación antidepresiva a la mujer; la medicalización del dolor no puede ser la única respuesta del sistema de salud.
Desde su experiencia en la ONG, Stella pudo ir observando que en el trabajo en grupos con mujeres, en las reuniones grupales, ellas relataban sus experiencias, sus argumentaciones sobre la muerte perinatal, sus sentires y pareceres y con esto se iba construyendo una nueva narrativa, es decir, nuevas respuestas a la pregunta “¿por qué se murió mi hijo?”. De esta manera, la construcción intersubjetiva alejaba a las participantes de los sentimientos de auto culpabilizacion, del aislamiento y del dolor. El silencio inicial abría lugar a la palabra, a la mirada de un otro continente y receptivo, se reconstruía un lazo social, un sostén colectivo con efecto terapéutico (sin ser un grupo terapéutico).
Otro aspecto interesante del trabajo es la relación entre padecimiento y discursos sociales, entre las argumentaciones y frases con la que se responde a la pregunta “porque murió mi hijo” y los discursos religiosos y del modelo medico hegemónico, frases tales “no te angusties, Dios lo quiso así”, “es un ángel que está en el cielo “, o “sos joven y sana, vas a poder tener otro hijo”. Estas frases, si bien tienen la intención de contener el dolor, suelen obturar la expresión de los sentires y pareceres propios, es decir, obturan la elaboración de un duelo saludable y clausuran la reflexión.
El establecimiento de estas relaciones entre las frases popularmente utilizadas ante la MPN y los discursos del modelo medico hegemónico y los discursos religiosos, fue otro gran aporte de este trabajo para la comprensión de esta temática. De qué manera estos discursos operan como obturadores de la reflexión profunda, de la libre expresión de los sentires, de clausura del dialogo y de la escucha activa, elementos sumamente necesarios para elaborar un duelo saludable.
Como tutor de la tesis fue una experiencia muy rica, me re-vinculó con lo más profundo del dolor del otro y de la condición humana. Gracias a la Carrera por haberme dado esta posibilidad de aprender y volver a sorprenderme y gracias Stella por tu compromiso, tu capacidad y tu humanidad.
Autor: Marcelo Kowalczuk (Lic. En Trabajo Social. Consejero provincial del Colegio de Trabajadores Sociales por distrito Quilmes, Varela y Berazategui. Candidato a Consejero Superior por la lista de Unidad para las elecciones UNAJ).