Si sufrís violencia de género llamá al 144.
Si pensás que tenés Covid-19 llamá al 107 (si estás en Florencio Varela) o al número provincial 148.
Como educadores y educadoras somos políticos, hacemos política al hacer educación. (…)debemos luchar día y noche por una escuela en la que hablemos a los educandos y con los educandos, para que escuchándolos podamos también ser oídos por ellos. 1
En “Miedo y Osadía” Paulo Freire problematiza una vez más la tarea docente, catalogándola como arriesgada si se nos proponemos practicar una pedagogía transformadora. Imposible no caer en una transferencia personal y colectiva con respecto a nosotres: Docentes recorriendo junto a les estudiantes, las trayectorias educativas en la Universidad Nacional Arturo Jauretche.
El proyecto de la UNAJ, llegó sin dudas para transformar realidades. Su puesta en marcha y la plena existencia que logró, nos ubica y empodera desde un lugar performativo, planteando interrogantes y dándonos la posibilidad de sostener de manera colectiva la educación como derecho.
Si pensamos en la etimología de la palabra “riesgo”, una acepción que satisface es referirnos a aquello que corta (El término riesgo al latín resecum “aquello que corta”. Alonso, 2000.). Entonces, ¿qué cortamos con nuestras prácticas docentes?, ¿qué podemos aportar pensando nuestras pedagogía en clave liberadora?, ¿cómo influye esto en les estudiantes que se apropian, identificándose -o no- con nuestras propuestas?.
Transitando los 100 años de Paulo Freire, estos planteos se tornan aun más vigentes y cuestionadores: nos reflejamos en un educador que está condenado a ser eternamente inalcanzable, cuyo pensamiento crítico nos sucumbe todos los días un poco más, haciendo de la reflexión subjetiva, un ejercicio obligatorio en esta compleja pero hermosa tarea de enseñar aprendiendo.
De todos los postulados que podemos tomar, sin duda el de Educación Bancaria es crucial. Nuestro deber es romper -una vez más- con el padecimiento que podemos ocasionar en nuestros estudiantes, si nos posicionamos como sujetos del saber hegemónico, como único medio posible para su-nuestro aprendizaje, anulando así toda posibilidad de plena liberación.
Nos encontramos también atravesades por aportes del “Maestro Ignorante”, de Rancière, dónde la centralidad está puesta en el aprendizaje que logran les estudiantes de manera autónoma, de asuntos que el propie maestre ignora, dando por errada toda conclusión sobre que la enseñanza y el aprendizaje se relacionan de forma lineal y autodependiente. La analogía es clara, aun así, continuar con estos postulados no es sencillo.
Como era de esperar, el aniversario del natalicio de Freire nos deja más cuestionamientos que respuestas, pero nos arroja una afirmación única: nuestras prácticas docentes deben ser puestas bajo tela de juicio de forma constante, deben dejarse permear por el acontecer sociohistórico que nos vive atravesando y que modifica sin cesar las reglas del juego. La comunidad educativa toda, deben ser protagonistas actives, fieles veedores de las acciones que ejercemos y criticar, sin temor, cuando la injusticia se hace presente.
De este modo, la cultura del silencio no tendrá razón ni lugar de ser. El dialogo esperado será también la articulación entre nuestras prácticas y la reflexión permanente. El llamado de Freire, nos convoca entonces a incomodar, reconocer y validar acciones tendientes a sostener la educación también como una acción política, como condición necesaria para la libertad que todes deberíamos perseguir.
Autora: Lic. Dana Cerdá Profesora de “Educación e Inclusión” Carrera de Trabajo Social.
Referencias
FREIRE, P.”Cartas a quien pretende enseñar”. 1ra ed. (especial).- Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2014. Sexta carta: de las relaciones entre la educadora y los educandos.
FREIRE, P. “Miedo y osadía”. La cotidianeidad del docente que se arriesga a practicar una pedagogía transformadora.- 1ra ed. (especial).-Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores, 2014.
RANCIÈRE J., El Maestro Ignorante, Editorial Alertes, Barcelona, 2002.