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11 de julio de 2023
La articulación con la Universidad parte de compartir un compromiso social y político que busca contribuir en la mejora de las condiciones de vida los/as ciudadanos/as de nuestros territorios. Que las futuras profesionales de dicha casa de estudios, se involucren en los Centros Comunitarios de la diócesis de Quilmes es un gran aporte, no solo para nuestro trabajo, sino que también para su formación personal y profesional. La generación de redes, la mirada integral que traen las voluntarias y las nuevas propuestas/ideas/recomendaciones que proponen/implementan en los Centros a los que asisten tienen un gran impacto en el trabajo cotidiano.
Creemos también que las estudiantes se llevan de esta experiencia no sólo el intercambio con cada persona que trabajan en el territorio, sino que también una mirada crítica en base a las temáticas en las que nos capacitamos y la realidad que se vive en los Barrios Populares de la zona. Así como también el ejercicio de los siguientes valores tales como la solidaridad, la responsabilidad, la empatía y el compromiso.
Compartimos aquí un testimonio escrito por alumnas de la Carrera de Trabajo Social que reflejan la experiencia que están transitando:
“Participar en centros comunitarios a través del voluntariado tiene un impacto significativo para los y las que somos estudiantes de la carrera de Trabajo Social y puede brindar una gran satisfacción personal. Nos permite desarrollar una mayor conciencia social y una comprensión más profunda de las realidades a las que se enfrentan las personas en la sociedad; como así también fomentar la sensibilidad cultural y el respeto por la diversidad. Contribuir al bienestar de la comunidad, promover cambios positivos, el crecimiento personal y el compromiso con la profesión, preparándonos para enfrentar los desafíos y ser agentes de cambio en la sociedad.
Algunos conceptos a destacar como relevantes por todo este gran equipo que componemos son: el conocimiento, la empatía, la ayuda mutua, los cambios, el compañerismo, el afecto, el aprendizaje, la solidaridad, la voluntad, la amistad, la colaboración, el crecimiento, la realidad, el cariño, el amor, la entrega, el trabajo en equipo e interdisciplinario, el aprendizaje mutuo, las emociones, el espacio de confianza, la ayuda, la contención, los vínculos. Los cuales están estrechamente relacionados y afloran día a día en los Centros y en cada uno de nosotros y nosotras.
El conocimiento es la base del trabajo social, a través del aprendizaje teórico y práctico adquirimos los conocimientos necesarios para comprender las complejidades de las situaciones en las que se encuentran las personas necesitadas. Este conocimiento nos permite abordar los desafíos de manera efectiva y brindar el apoyo adecuado.
La empatía es una herramienta esencial en el Trabajo Social y en los centros de voluntariado. La capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender sus emociones y experiencias permite establecer conexiones significativas y fomentar la confianza. La empatía nos ayuda a ver más allá de las apariencias y a abordar las necesidades de manera compasiva.
La ayuda mutua es otro principio fundamental. Al trabajar juntos, se crea un entorno de apoyo y colaboración. Impulsar y promover cambios, abordando las desigualdades y las injusticias sociales y abogando por una sociedad más justa y equitativa. La idea de que todos y todas tenemos algo que ofrecer y que todos y todas podemos beneficiarnos del apoyo mutuo fortalece los lazos comunitarios.
El compañerismo, el afecto y el cariño son elementos que florecen en los centros de voluntariado y en el Trabajo Social. Al trabajar juntos hacia un objetivo común, se generan lazos de amistad y apoyo. Estos vínculos afectivos y de cariño fomentan un entorno de confianza y respeto, donde todos y todas se sienten valorados y apreciados.
La entrega y la solidaridad son características inherentea. Nuestra dedicación y disposición a brindar tiempo, esfuerzo y recursos reflejan la esencia misma de la solidaridad y un compromiso inquebrantable con el bienestar de los demás.
Hacer voluntariado es de gran importancia para un trabajador social porque proporciona la oportunidad de aplicar los conocimientos teóricos adquiridos durante la formación académica en un entorno real. Permite poner en práctica habilidades propias de nuestra disciplina y desarrollar una comprensión más profunda de los desafíos y las necesidades de las personas a las que se brinda ayuda.
Desarrolla y mejora habilidades clave, como la comunicación efectiva, la empatía, la resolución de problemas y la colaboración.
La oportunidad de adquirir nuevos conocimientos sobre diversas problemáticas sociales, culturas y enfoques de intervención. Cada experiencia brinda lecciones y perspectivas que nos enriquecen la práctica profesional.
Al presenciar de cerca las realidades de las personas en situaciones de vulnerabilidad, se renueva el sentido de propósito y se fortalece la motivación para abogar por la justicia social y el bienestar de los demás.
Hacer voluntariado como trabajadora social es una experiencia que nos ofrece oportunidades de aprendizaje, crecimiento personal y profesional, conexión con otros profesionales y, sobre todo, la posibilidad de marcar una diferencia en la vida de las personas y en la comunidad.”
AUTORES: Celina Amar y Nicolás Dávila – Grupo de Voluntarias Trabajo Social