Si sufrís violencia de género llamá al 144. Si pensás que tenés Covid-19 llamá al 107 (si estás en Florencio Varela) o al número provincial 148.
INTRODUCCIÓN
¿Quién no recuerda el gol del Pupi Zanetti contra Inglaterra1 en el Mundial de Francia 1998? Una maravilla de jugada, no solo por su belleza estética, sino que también, por su valor simbólico, ideada en el laboratorio de la selección argentina de fútbol. Cuando sale es perfecta, se disfruta, hasta uno se olvida de los bigotes noventosos de Seaman que seguro le impidieron estirar la volada hacia el balón que se arrinconaba junto al palo, en búsqueda de su destino final, y nos daba aire para la definición por penales, que vendría un poco después. Sin embargo, a veces son golazos (pocas), y otras veces (unas cuantas más) van a la tribuna. Además, en este caso particular, los protagonistas contaron tiempo después que, incluso esa jugada destacada a priori como “exitosa”, no salió exactamente como estaba planificada2. ¿Podemos someter a un país entero (o a una región, si usa a ese país como modelo) a este tipo de incertidumbres? Sobre tubos de ensayo, guantes y otras cosas reflexionamos junto al escritor Manuel Martinez Opazo en la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), durante un frío miércoles de mayo.
La fórmula del gol
En el contexto de la materia Organizaciones de la Sociedad Civil y Movimientos Sociales, el profesor Mariano Ameghino nos encomendó la misión de indagar acerca de Manuel Capitán Cianuro, también conocido como Martinez Opazo, o al revés, pero quién está en condiciones de decir, impostando una prescripta racionalidad, que es lo que está al derecho y que lo que está al revés. “Yo estoy al derecho, dado vuelta estás vos…” cantaba Luca con su inconfundible acento angloitaloabastense.
En principio, se que quiero cubrir algunos ejes muy arraigados con la problematización que hacemos semana a semana sobre los movimientos sociales en el marco de la materia, pero no quiero que se torne algo muy estructurado. Me surgen las ganas de estar atento a la voz del escritor, a sus reflexiones, a sus categorías; y no a la posible adaptación personal que haga de sus sentimientos y significados, corriendo el riesgo que termine plasmada en las preguntas.
La fórmula del gol comenzó a gestarse, ya que propuse desde los enunciados incluir algunas de las expresiones que Manuel Capitán Cianuro usa al comunicar sus ideas, en alquimia con los ejes propuestos desde la carrera de Trabajo Social de la UNAJ: ¿Qué podemos decir sobre la perdurabilidad de los movimientos?, o ¿Cuáles son sus símbolos, y qué importancia cobran?, o ¿qué papel juegan el Estado y sus instituciones (educativas, de salud, represivas, por nombrar algunas)?, o ¿Qué estrategias desarrollan los movimientos sociales para ganar importancia y protagonismo, o para construir una identidad colectiva enmarcada en la emergencia del poder del sujeto pueblo?, o ¿Cómo se define que un movimiento social resulta exitoso?, entre otros vectores que se combinaron en los tubos de ensayo y las probetas, con las palabras de Manuel.
Así, la explosión social, los negros, los grasas, las miserables ovejas; o los alienígenas, los fundamentalismos religiosos, los pacos, entre oros, fueron los elementos químicos que se intentaron destilar a lo largo de la conversación.
Pero la sociedad no es química, y los “laboratorios nunca son buenos” nos decía Manuel, protagonista de la prueba de ensayo neoliberal que significó Chile para Latinoamérica, impulsada por los Chicago Boys en los 70’s (y no justamente los hinchas del torito de Mataderos, sino los herederos intelectuales de Milton Friedman y Arnold Harberger), que pusieron en la práctica teorías de mercado inéditas en el mundo, usando a Chile y su singular geografía (limitada por grandes montañas, desiertos, océano y nieve) como su principal laboratorio financiero.
Adicionalmente, Manuel también se manifiesta crítico de otras institucionalizaciones de probeta, como las que pueden ser impulsadas por una visión más progresista del espectro político. En definitiva, el poder político se construye, no se destila de una combinación de elementos de la tabla periódica, ni se hace a través de la crisopeya, al intentar transmutar metales en oro.
Quedamos afuera del mundial
No me interesa problematizar usando al fútbol como analogía, sería un golpe bajo de mi parte. La intención es describir como Chile fue quedando afuera del mundial de la equidad y la redistribución del ingreso, como resultado de introducir en la práctica, teorías neoliberales que en principio eran solo eso, teorías, pero que hasta incluso ante la sorpresa de los teóricos, Chile encarnó de manera implacable, generando una brecha muy grande entre los pocos que tienen mucho, y los muchos que tienen poco.
Esta aplicación forzada de la fórmula del laboratorio neoliberal, sólo fue posible, nos cuenta Manuel, porque no se utilizaba un mezclador o un cuentagotas para expulsar con precisión sustancias líquidas en una solución química, se usaba una metralleta, y no precisamente para calentar componentes, o incluso, provocar su combustión de forma controlada, sino para maximizar el lucro de unos pocos a sangre y fuego.
Es que todo está mercantilizado en Chile, la salud, la educación, todo se paga, y es allí donde los estudiantes de 15 o 16 años son los primeros en constituirse en “militantes de a pie”, y con el SMS como estrategia de organización, allá por 2006, dieron los primeros pasos de forma libre, sin influencia de los partidos políticos, sin identificación con la derecha o con la izquierda (ya que la izquierda tampoco había hecho mucho para promover el “fin del lucro” que enarbolaron los estudiantes como bandera), solo con sus pies para caminar, y sus dedos para textear.
¿Pero de qué manera convirtieron el lema del “fin del lucro” en un símbolo de su lucha? Nada de consignas políticas, solo izando banderas chilenas, o negras, o mapuche (tal vez sumando la de la comunidad LGBTQ+ o la de algún club de fútbol), pero ninguna de los partidos políticos tradicionales en Chile.
Pero la historia pasa, y los movimientos sociales no desaparecen, a pesar de los intentos de los factores de poder (entre ellos los medios del grupo “El Mercurio”) por invisibilizarlos. El aumento del boleto a 30 pesos despierta una nueva explosión en Chile, pero no desacoplada de las luchas anteriores, sino potenciada por las construcciones y símbolos del pasado, esgrimidos por un actor que nos resulta familiar, el estudiantado, sin ningún liderazgo visible, solo liderados por su capacidad de comunicación a través de las redes sociales. Lo que antes era el SMS, hoy fue twitter, telegram, facebook, whatsapp… “El líder de la explosión de 2019 fue Whastapp”, nos señala Manuel.
Hay una frase que da cuenta del carácter histórico de la lucha de los actores territoriales: “no son 30 pesos, son 30 años”, y un sentido que cobra la explosión social en cuanto a quien es el destinatario de la demanda: “señora pase, no pague el boleto, que con esos 30 pesos hoy se puede comprar el pan”… Es decir, la redistribución de la riqueza estaba siendo momentáneamente ejercida por los militantes de a pie.
Pero surgen otros emblemas, como el toque de cacerola, que no solo nos recuerda desde lo simbólico a los cacerolazos previos a la crisis Argentina de 2001, sino que también construyen a fuerza de cuchara y cucharón, un túnel por debajo de la montaña, para mostrarnos con toda claridad cuán cerca estamos a lo largo de toda Latinoamérica con respecto al dolor infligido por las políticas neoliberales, y al consecuente avasallamiento de derechos al que somos sometidos en esta parte del mundo, sin importar de qué lado de la Cordillera de los Andes estés.
¿Qué pasa cuando el Estado, garante de derechos, es quien en definitiva los vulnera? Una de las instituciones estatales de mayor desprestigio en Chile es la policía. Los carabineros, también llamados “pacos”, tienen al igual que la milicia (no hay mucha diferencia en la forma que se entrenan, ya que tienen en su haber más muertes de compatriotas que de atacantes extranjeros) un entrenamiento prusiano, nos cuenta Manuel. Ellos responden a la estrategia: “primero disparo, después pregunto”. Este sentimiento de antipatía del sujeto pueblo chileno hacia los pacos lo encarna uno de sus símbolos más emblemáticos: “el negro matapacos”, un perro chileno que adquirió notoriedad debido a su presencia en las protestas callejeras ocurridas en Santiago de Chile durante la década de 2010, y su especial predilección por morder policías, mientras que los estudiantes que encabezaban las protestas lo premiaban colocándole su característico pañuelo rojo.
En la efervescencia de la explosión social motorizada por la lucha en contra de la aplicación de un aumento de 30 pesos a los boletos, los símbolos patrios que mantenían castrado a Chile se reemplazan por otros, que no son más que la reafirmación de la militancia de a pie, donde cualquier intento de representación política es rechazado (hasta Boric se lleva un baño de cerveza al intentar un acercamiento), mientras los próceres eran reemplazados por Pikachu, Bob Marley o Spider Man.
Que más elocuente del intento de cambiar un poder por otro que esta re-evolución que, en palabras de Manuel, es la estrategia superadora de una revolución encarnada con las armas, y nos permite iniciar el camino de construcción de un nuevo poder, sin laboratorios, sin probetas, sin tirarla a la tribuna, sólo desde el sujeto pueblo movilizado, que se transmuta en un viaje al mundo, donde se puede tomar lo que sirva de los otros poderes, pero iniciando un camino hacia este concepto capitancianurezco de la re-evolución, donde si cada actor se mueve, nos movemos todos de manera solidaria y colectiva.
Las mutilaciones visuales de los manifestantes a los que los pacos le apuntaban las balas de goma a los ojos, nuestro fiel perro matapacos (que si bien murió en 2014 sigue vivo en la memoria de los estudiantes), y hasta el árbol seco del Jardín de la Resistencia, permanecerán como estrategias de lucha y emblemas que le darán perdurabilidad y significado a la acción colectiva del pueblo chileno que, configurado como sujeto pueblo, se propuso la construcción de un poder popular autónomo, que visibiliza lo profundo de la brecha entre los pocos que tienen mucho, y los muchos que tienen poco no solo en Chile, sino que también en el resto de la región.
Tal vez la institucionalización de Boric al frente de la Moneda representa un éxito de esa lucha, pero la re-evolución no se detiene, sigue atenta a impedir que Chile vuelva a ser utilizado como laboratorio, tal vez con intenciones diferentes, pero como laboratorio al fin.
¿Cómo nos preparamos para el próximo mundial?
Me gustaría en el cierre destacar la importancia del rol de los Licenciados en Trabajo Social en este proceso de preparación para el próximo mundial de la equidad.
En momentos de crisis, que equivale a decir en cualquier momento de la historia Chilena reciente, o de la historia Latinoamericana en general, el trabajador social juega un papel muy importante, ya que participa de manera activa en la visibilización de las demandas surgidas de la explosión de los movimientos populares (encarnados en el sujeto pueblo), en el proceso de encauzar esas demandas hacia el efector Estatal correspondiente, y en la prosecución de los objetivos de restaurar los derechos que están siendo vulnerados, ya sea porque una política pública directamente no existe (intensidad baja o nula), o existe, pero resulta de difícil acceso para los portadores de esos derechos (despliegue territorial de limitada extensión), sobre todo en los sectores más perjudicados de nuestra sociedad.
Como futuros profesionales del Trabajo Social, debemos posicionarnos para interpelar a las políticas públicas y a las capacidades estatales de reaccionar con intensidad y de manera extendida, siempre utilizando formas creativas de diagnosticar las situaciones, y en base al conocimiento de las demandas planteadas por los movimientos sociales y sus organizaciones, facilitar los procesos de transformación que se conviertan en los cimientos de la equidad.
Los modos de comprensión de lo que sucede, y la forma de manifestar y visualizar esa realidad son herramientas imprescindibles de los trabajadores sociales para acompañar los procesos de promoción y restauración de derechos, en donde tanto los actores territoriales desde sus luchas, y el Estado con su capacidad de construcción o reparación, juegan un papel fundamental.
¿Nos vemos en el próximo mundial? ¡Nos vemos en el mundial!
Anecdota sobre el gol de Zanetti: https://twitter.com/VarskySports/status/1524453031085023232?s=20&t=9sbAXyV_qrkYe2WMKVUpwQ
Autor
Alejandro Salgado (Estudiante Trabajo Social UNAJ)