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Universidad Nacional Arturo Jauretche | Instituto de Ciencias Sociales y Administración | Licenciatura en Trabajo Social

Si sufrís violencia de género llamá al 144.
Si pensás que tenés Covid-19 llamá al 107 (si estás en Florencio Varela) o al número provincial 148.

Crecer significa abrirse a la amplitud del cielo, y al mismo tiempo,

estar arraigado en la oscuridad de la tierra”.

M. Heidegger en senderos del bosque

Lxs pibxs habitan la escuela de modos diferentes, buscan los rincones, el cobijo de los árboles son lugares estimados, los cordones, y una constante es sentarse en la tierra. Allí frescxs, allí en donde se disimula su presencia, con sigilosas charlas y sonrisas cómplices están. Una tarde de sábado, uno de ellos estaba concentrado mirando su viejo celular. Pienso que se debe a que la pantalla estaba tan deteriorada que necesitaba poner atención exclusiva. La atención se sostenía, y la razón no era sólo esa, le pregunté y me dijo que leía algo que había publicado Juan Solá en instagram. La publicación comienza así:

No me conquistes. No necesito tus barcos ni me hacen falta tus armas. No quiero verte llegar a mis costas para arrasar con mis montes, no quiero verte abrazar mi civilización….”

¿Qué sucedía en esa escena en donde pibxs de barrios, en los bordes de un patio deciden estar compartiendo el suelo, un pedazo de tierra que lxs cobija? ¿Es algo ocasional o es un modo que se replica en sus casas, en sus barrios, en las riberas del río?1 Estar acurrucados sobre la tierra imprime formas, trae una visión de las cosas distintas. Occidente nos propone estar de pie, en posición activa, adelantarnos al instante, idear el progreso, usar todo lo que nos rodea para ello. Lxs pibxs en cambio, están sentados, las rodillas sobre el pecho, contemplando desde un punto lo que sucede, entre letras, ritmos y silencios. Intentando que nadie conquiste ese momento. Dejando tal vez, sin saberlo, que la gravidez del suelo que se habita, imprima hábitos en su cuerpo.

Caminando cerro adentro Rodolfo Kusch nos recuerda que en Latinoamérica, la cultura acontece al modo en que se habita la tierra, al decir de él existe “geoculturalidad.” La cultura toma forma y se arraiga en el domicilio existencial: ¿Toda cultura sufre la gravidez del suelo, o es posible lograr un pensamiento que escape a toda gravitación?”

El topos de América latina funciona como matriz cultural, si bien la geografía es diversa, hay una gravidez que las liga. Deteniéndonos en estas situaciones, notamos en lxs pibxs algunos rasgos culturales dinámicos, pero presentes en las culturas populares. Hablar de rasgos presentes en la manifestación de esta matriz cultural nos permite dar indicios sin esencializar. Me animó a pronunciar una serie de matices que intentan problematizar el lenguaje que se utiliza al hablar de lxs pibxs de culturas populares.

Profesor: -¡Vamos que hoy es sábado y tenemos un montón de cosas para hacer, no nos va a dar el tiempo!

Pibxs: ¡Banque un toque Profe, en un rato vamos!

Uno de los primeros matices que la gravidez del suelo parece mostrar en los barrios y en las escuelas, es la concepción del tiempo que poseen. En lxs pibxs pareciese que el tiempo se lo considera de manera distinta a forma lineal y mercantilizada occidental. Al charlar y trabajar con familias y jóvenes de culturas populares da la impresión que el tiempo no distingue con tanta claridad entre un pasado cerrado allí atrás, un presente que conjuga méritos y esfuerzos individuales, y un futuro en donde se conjugan las utopías y deseos materiales. Para las culturas populares el presente es el lugar que invita al pasado a ser habitado, los muertos siguen viviendo, son consultados, se les reza y recuerda. El futuro es parte del amplio presente. No hay la opresiva presión por el porvenir. Si acontece un buen presente, es posible que lo que venga estará en línea con lo que nos sucede ahora. Tampoco existe una delimitación cronométrica del tiempo, no se cuantifica férreamente por lo que no se mercantiliza. Lo que vale y goza de mucha estima es el presente, a tal punto que un momento transcurrido con los que se quiere y estima, puede durar muchos días. No está tan presente la idea de progresión del tiempo objetivo, más bien lo que parece que se impone es una vivencia del tiempo como “lo oportuno”, el tiempo como “rato”, el tiempo como duración. Regulado no tanto por el aspecto cuantitativo, más bien por algo cercano a lo cualitativo, a la experiencia que acontece en la misma duración.

Profesor: ¿Les parece ir al aula o al salón? vamos a estar mejor, sin tantxs compañerxs y ruido!

Pibxs: ¡Pero en el patio da para quedarse!

Algo parecido pasa cuando pensamos el espacio en las culturas populares. Occidente diseña la ocupación del espacio y lo asocia a lo privado, a lo que se separa de lo público. En lxs pibxs, si bien el lugar de vida se presenta en un domicilio delimitado, ese espacio se encuentra abierto. El espacio abierto, en donde se reconocen conflictos, en donde pasan sujetos que son del palo propio, o del palo ajeno. Hay una opción por el lugar común que será el ámbito en donde se expanda la vida de todxs lxs integrantes. La calle, la vereda, la esquina, la plaza, el pasaje no son sólo lugares de tránsito, sino de vida. Se come, se charla, se juega, se festeja en el ámbito público. En la escuela, los lugares tales como el patio, los pasillos, las ventanas son espacios en donde se vive.

Profesor: Bueno, en donde quieran pero trabajemos.

Pibxs: Nos quedamos acá, ¿qué te parece?

En las culturas populares el trabajo es parte de la existencia pero no se presenta con características radicales, la vida está orientada al goce. Se trabaja para estar mejor, para transformar lo que rodea. Pero no siempre el esfuerzo y mérito son un fin en sí mismo, como tampoco la acumulación. El fin de la existencia se presenta ligado a la fiesta, al compartir. Sin caer en idealismos, más bien todo lo contrario, con el auge del neoliberalismo, el fin de la cultura del trabajo y precariedad laboral se agudizan las tensiones históricas, y se plasman en encrucijadas dolorosas. Algunos sectores de las culturas populares intentarán sostener ciertos rasgos a costa de cualquier cosa y en pos de defender su derecho al goce.

Profesor: ¡Ya habíamos hablado de lo que íbamos a bocetar, las ideas que conversamos! ¿Les parece que nos pongamos a trabajar?

El estar habitando la tierra imprime una particular capacidad de resistir vinculada muchas veces, a la valoración por el sacrificio y a las maneras de expandir la vitalidad. Hay en ellxs una fuerza creativa frente al poder. Frente a las condiciones impuestas marcadas por la explotación y la marginalidad, la resistencia, se palpa bajo la forma de “aguante” o en la idea de”sacrificio.” En sus estilos de vida, en las maneras de organizarse, en sus expresiones artísticas hay una fuerza que no es solo pasiva sino creadora. Spinoza nos habla de “conatus”, cada cosa se esfuerza, cuanto está en ella, por perseverar en su ser. Es decir se opone a todo lo que pueda quitar su existencia; por tanto, se esfuerza, cuanto puede y está en ella, por perseverar en su ser. La palabra conato interpreta el impulso vital que poseen lxs pibxs, aquello que lxs hace perseverar pese a las adversidades que se presentan. Parafraseando a P. Trigo, en Latinoamérica ese conato se entiende desde lo agónico. Las juventudes pese a convivir con tantas fuerzas desagregadoras, destructoras, deshumanizadoras, siguen apostando por persistir en la vida, por “el habitar la tierra” por dejar que el mismo suelo les hable de cerca, les haga sentir y pensar donde sus pies pisen.

Profesor: mientras nos tomamos un tiempo ¿te parece leer lo que tenés en el celular?

No me conquistes. No necesito tus barcos ni me hacen falta tus armas. No quiero verte llegar a mis costas para arrasar con mis montes, no quiero verte abrazar mi civilización….”

No quiero tu Dios ni merezco tus mártires. Tus espejos nada saben de mi reflejo traslúcido que se acuesta a dormir sobre el cristal del río manso. Tu conquista huele a pólvora y yo soy flores de naranjo. Yo ya existía cuando tus botas se hundieron por primera vez en la arena de mis trópicos.

Habitame despacio, mostrame las fotos que te acompañan y los mapas de la tierra que te vio nacer, pero no me conquistes. Que tu historia me maraville, no me doblegue. Sé forastero misterioso al que quiera acercarme, jamás feroz conquistador que me obligue a desaparecer en la espesura de la niebla.

Adentrate despacio en mis senderos. Maravillate con las cascadas que serán tu pila bautismal. Contemplá mis estrellas en silencio y perdoná mis tormentas de verano. Que mis cuevas sean refugio, nunca empresa. No podrás comer el fruto de mis árboles si no te conmueve la semilla que germina, la tierra que los parió.

No me conquistes. Conquistar es asolar y me urge ser verde. La savia de mi monte será remedio cuando necesites sanar. (No me conquistes, Juan Solá)

1 La experiencia en acontece en San Pedro PBA.

 

Autor: Emmanuel Martinez es Docente de filosofía en escuelas secundarias y en el Nivel Superior de la Ciudad de San Pedro

 

Bibliografía

Solá J (2019) Microalmas. Sudestada. Lomas de Zamora.

Dussel E. (1977) Filosofía de la liberación.

Kantor D., (2008) Variaciones para educar a adolescentes y jóvenes. Del Estante Editorial

Kusch, R. (2000) Obras completas. Esbozo de una antropología filosófica americana. Rosario.

Míguez Daniel- Semán Pablo (editores). (2006) “Entre santos, cumbias y piquetes. Las culturas populares en la Argentina reciente”: Editorial Biblos, Buenos Aires,

Spinoza Baruch, (2000) “Ética demostrada según el orden geométrico.” Edición y traducción deAtilano Domínguez. Madrid, Trotta.

Trigo Pedro, (2004) “La cultura del barrio”. Editorial: Fundación Centro Gumilla.

 

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