skip to Main Content
Universidad Nacional Arturo Jauretche | Instituto de Ciencias Sociales y Administración | Licenciatura en Trabajo Social

Si sufrís violencia de género llamá al 144.

Si pensás que tenés Covid-19 llamá al 107 (si estás en Florencio Varela) o al número provincial 148.

Mi cuerpo, mi primera lucha: la ESI y la escuela secundaria.

Hace trece años que trabajo en las escuelas, pero hace aproximadamente ocho que la Educación Sexual Integral interpela mis prácticas y se ha convertido en un contenido prioritario en las materias que me son asignadas. Las primeras veces que escuché hablar de Educación sexual integral, lo imaginaba todo meramente ligado a las relaciones sexuales. No podía llegar a comprender que el hecho de que conceptualmente sea “integral”, implica una dimensión más profunda de las subjetividades. La sexualidad no es sólo y exclusivamente genitalidad. Pensar en mi cuerpo como mi primera resistencia, convirtió todo esto en una de mis principales luchas: es necesaria la ESI para cuidar mi cuerpo, sentirlo y defenderlo. Pero, lo personal es político. Entonces, es preciso poder vivenciar y encarnar cuestiones ligadas al cuidado, al amor propio, a la libertad, a la responsabilidad y los derechos, pero también es necesario “poner el cuerpo” a favor de las luchas que no son individuales sino siempre colectivas.

En mi caso, soy militante ferviente de la educación pública. Desde hace varios años siento la necesidad imperiosa de luchar por una educación pública, gratuita, de calidad e igualitaria. Levantar estas banderas nos demandan replantearnos bajo qué condiciones políticas, económicas y sociales se desarrolla esta escuela. Entonces, la lucha ineludible es la cuestión de género. La praxis me ha demostrado que para no continuar reproduciendo matrices biologicistas, esencialistas y universalistas; además de prácticas sexistas, androcéntricas y heteronormadas, es obligatorio una revisión, un cuestionamiento y una total renovación de los diseños curriculares de todas las materias, de todas las modalidades y de todos los niveles educativos. Sería una estrategia y una política educativa clave para no “abandonar” a la ESI a la buena voluntad de cada docente y asegurarse la aplicación efectiva de la Ley n° 26.150 (de Educación Sexual Integral sancionada en el año 2006).

Mi cuerpo, mi primera lucha

Nuestro propio cuerpo es nuestro primer territorio. Un territorio de luchas y de conquistas. Por eso, reconocerlo como tal, es un acto político y de liberación. La ESI nos conduce a apropiarnos del propio cuerpo: ser conscientes de nuestra historia, nuestra identidad, nuestros deseos y también de nuestras limitaciones. Es una forma de manifestar nuestras resistencias a esta sociedad patriarcal. Hay, en este sistema social, político, económico, cultural y religioso, estructuras de dominación sobre nuestros cuerpos. Entonces, esas luchas son de cada día, de cada espacio, porque nuestros cuerpos son históricamente territorios de disputa. Puedo mencionar un claro ejemplo de mi praxis reciente. En las escuelas secundarias, se propone revisar los códigos de vestimenta desde “supuestos” acuerdos institucionales de convivencia. Digo supuestos porque la lógica que está establecida en la escuela no es, en gran parte de los casos, la de la democracia y libre participación; sino que todavía se decide de forma arbitraria sobre nuestros cuerpos (entre otras cuestiones).

La semana pasada se dio un debate en uno de los grupos de WhatsApp que integro (de una de las siete escuelas secundarias donde trabajo) en el que varios compañeros docentes varones insinuaron o muy explícitamente dijeron que era necesario regir la vestimenta de las estudiantes para que ellos mismos no sean tildados de “degenerados”. ¡Qué peligroso este discurso que responsabiliza a las mujeres o disidencias en señal de que estamos provocando! “¡Cuidado! ¡Que no se vea la panza porque si no, no me va a quedar otra que mirarte y hacerlo con deseo! Te voy a tener que sexualizar porque no me dejas opción…”. Entonces es mejor imponer medidas punitivas sobre la corporalidad. Estos pactos masculinos son necesarios de denunciar e intentar desmontar, aunque parezca utópico e imposible de llevar a cabo.

El cuerpo no es una cosa, es una situación: es nuestra comprensión del mundo y el boceto de nuestro proyecto”.

Simone de Beauvoir, El Segundo sexo.

La filósofa existencialista Simone de Beauvoir se refiere al cuerpo como “vivido” en tanto podamos reconocer que nuestra existencia pasa por un cuerpo y ese cuerpo es objeto de valoración cultural. A través de él, comprendemos el mundo y nos vemos en la alteridad de un otro o una otra. Beauvoir es una pensadora que pone la corporalidad como centralidad en el pensamiento filosófico del siglo XX.

Una de las ideas centrales del existencialismo es que la “existencia precede a la esencia”; es por esto que no piensa al cuerpo como esencia (una forma predestinada de ser) sino que afirma que todo es una construcción: existen interpretaciones culturales y sociales sobre lo que deberían ser los cuerpos. Nos toca desde estos mandatos, identificar que las mujeres hemos sido siempre objetos de deseo: o somos bellas o somos madres o en lo posible debemos ser las dos a la vez sino no seremos funcionales a este sistema. Es decir que, para Simone, el cuerpo es nuestra identidad, pero también nos esclaviza. Ese cuerpo ligado a “lo femenino” condiciona nuestro destino, nuestro “proyecto” en términos existencialistas.

Donde hay poder, hay resistencia”

Michel Foucault.

El filósofo francés Michel Foucault establece una clara relación entre “cuerpo” y “poder”. En los cuerpos, los diferentes poderes, atraviesan, disputan y dejan sus marcas tanto políticas, como económicas, religiosas, estéticas, etc. Muchas veces el poder se presenta en el cuerpo como prohibición y disciplinamiento. La escuela está colmada de prácticas que impiden la libertad explícitamente. Hay un control normalizado sobre los cuerpos, un mecanismo aceptado de vigilancia. Entonces, es aquí donde podemos experimentar que la sexualidad es un “problema”. Es más, puedo asegurar que la educación sexual integral se transforma en EL GRAN “PROBLEMA” de la escuela de contemporánea.

.

LOS DESAFÍOS QUE NOS PLANTEA LA ESI EN LAS ESCUELAS SECUNDARIAS

Desde la sanción de la Ley Nacional n°26.150 en octubre de 2006, se oficializó un marco legal para el desarrollo de contenidos de sexualidad de una forma integral. No es un hecho aislado: quien defiende las causas de los Derechos Humanos, defiende también la ESI. Hace ya varios años que existe un contexto internacional legal que promueve el respeto por los derechos humanos en relación a la sexualidad, el cuidado del cuerpo, las distintas formas de ser familia, la diversidad cultural, la igualdad, la centralidad de las niñeces y juventudes como sujetxs de derecho, la adaptación para personas con discapacidad, el respeto y la valoración de diversidades en general.

En Argentina, después de la sanción de la ESI se han conquistado un conjunto de leyes muy importantes como la Ley Nacional 24.785 (de Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres), la Ley 27.234 (Educar en igualdad), la Ley Nacional 26.618 de Matrimonio igualitario, la Ley Nacional 26. 743 de Identidad de género, la Ley Nacional 26.892 de Convivencia escolar y la Ley Nacional 27.499 (Ley Micaela).

El marco legal está. Es importante que nuestros cuerpos primero resistan y luego lancen a la lucha la implementación efectiva de los derechos de niños, niñas y adolescentes: que todxs lxs actores que componen la escuela, se formen y garanticen derechos, que las familias acompañen y respeten, que las instituciones en los barrios tejan redes de trabajo interdisciplinario y que nuestras niñas, nuestros niños, nuestres niñes y adolescentes puedan ser libres y felices gozando plenamente de sus derechos ya conquistados.

Autora: Profesora Belén Piccolomini. Prof. de Filosofía y de Historia. Diplomada en Educación Sexual integral (UNSAM). Esp.en Género y Descolonización (UTN).

Bibliografía

Beauvoir, Simone. “El segundo sexo”. Ed. Cátedra Feminismos. Valencia (2005).

Foucault, Michel. “Historia de la sexualidad 1: la voluntad de saber”. Ed. Siglo Veintiuno. Buenos Aires (2011).

Cahn, L; Cortelletti F. y otros. “ESI: educación sexual integral. Guía básica para trabajar en las escuelas y con las familias” Ed. Siglo Veintiuno (2021).

Compartir
Back To Top