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Universidad Nacional Arturo Jauretche | Instituto de Ciencias Sociales y Administración | Licenciatura en Trabajo Social

Si sufrís violencia de género llamá al 144.

Introducción

La pandemia por COVID 19 ha dado vuelta el mundo en orden progresivo, el 19 de marzo de 2020 en Argentina se debieron tomar acciones inmediatas frente a la ola de casos de coronavirus que crecían exponencialmente. Frente a esta situación de riesgo de vida para toda la sociedad el Poder Ejecutivo Nacional dicta el DNU 297/2020 que principalmente expresa el aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) y faculta a las Fuerzas de Seguridad a controles de ruta, espacios públicos y demás lugares estratégicos para que se cumpla con el confinamiento en pos de resguardar la vida de todes les ciudadenes. En el artículo 6 se detallan actividades y servicios que quedarían exceptuados del ASPO entre ellosPersonas afectadas a la atención de comedores escolares, comunitarios y merenderos”. En este sentido enfocamos la investigación hacia las percepciones sociales de las mujeres que trabajaron en comedores populares, de Florencio Varela, durante el período del ASPO sobre las fuerzas de seguridad, su relación con ellas y las prácticas que se llevaron adelante para el control de la circulación. La investigación se encuentra en un periodo avanzado con resultados preliminares que dan cuenta de una diferenciación de trato policial según género y edad.

Metodología

El presente trabajo se enmarca en una metodología de trabajo de tipo cualitativo ya que se orienta a la producción de un proceso interpretativo y de indagación, valorando la perspectiva de las participantes. La dimensión temporal de este trabajo propone abordar el período comprendido entre marzo 2020 – marzo 2021. A partir de diferentes estrategias, se buscará dar cuenta de problematizaciones y producciones de sentido. Por un lado, se realizaron observaciones participantes en 3 comedores de Florencio Varela, en ellos participaron mujeres que trabajaron en la cocina durante la pandemia. La observación participante permite recordar, en todo momento, que se participa para observar y que se observa para participar, esto es, que involucramiento e investigación no son opuestos sino partes de un mismo proceso de conocimiento social (Guber, 2008).

Por otro lado, se realizaron entrevistas en profundidad, las cuales fueron de carácter flexible, dinámicas, no directivas, no estructuradas, no estandarizadas y abiertas. La entrevista en profundidad ofrece encuentros cara a cara, entre el investigador y los informantes, para comprender las perspectivas que estos últimos tienen respecto de sus vidas, experiencias y situaciones, expresadas por sus propias palabras. A través de las entrevistas se pudieron detectar y especificar los discursos que promueven y/o justifican la violencia policial y aquellos que la impugnan.

La mirada de ellas

La pandemia trajo no solo cuestiones básicas de salud sino también una modificación total de las cotidianidades sociales, de la presencialidad a la virtualidad, la falta de trabajo, índices de pobreza y desocupación altos, sobrecargas en las tareas de cuidado, cuestiones relacionadas a la salud mental (miedos, ansiedad, angustia), vivir sobrevolando la muerte no era beneficioso para nadie. Sin embargo, hubo mujeres que no solo tuvieron que cargar con lo anterior, sino que también salieron a trabajar a los comedores para alimentar a sus familias y a vecines del barrio que frente al desempleo se encontraban en una fila pidiendo una ración de comida.

Las mujeres trabajadoras de comedores populares en la medida en que, durante la pandemia, realizaron una tarea esencial que las obliga a transitar por el espacio público, en un contexto general de restricción de la circulación, las puso en contacto con las fuerzas de seguridad que también desempeñaron tareas esenciales. Esta experiencia en un espacio público con escasa circulación las convirtió en testigos y/o protagonistas de las intervenciones (violentas) de las fuerzas de seguridad.

Entendemos por “percepciones sociales” a los esquemas o grillas prácticas de visibilidad y decibilidad, que organizan la interpretación, la significación, la apreciación, a partir de las cuales los sujetos actúan (Criado, 2009). En este sentido a través de diferentes metodos de recolección de información pudimos dar luz a la mirada de ellas sobre las fuerzas de seguridad.

Las fuerzas de seguridad cumplían su función de control como lo decretó el DNU 297/2020, con estas nuevas no tan nuevas facultades se dirigían hacia los barrios en lugares estratégicos como límites entre zonas céntricas y zonas rurales, estaciones de tren, paradas de colectivo, filas de banco, etc. Según los relatos se ha notado un gran aumento de personal a pie, motos, patrulleros de la policía local como también de gendarmería y prefectura en todo el distrito. En consecuencia, de una mayor presencia de las fuerzas de seguridad en Florencio Varela un tema clave para el encuentro entre trabajadoras y policía fue “el permiso de circulación”, de aquí que resultan las percepciones sociales y una tendencia a las diferentes formas de intervenir del personal policial según género, edad y lugar donde se encontraban.

El permiso de circulación

El certificado de circulación se encuentra avalado por el Poder Ejecutivo Nacional y es la garantía, en el caso de que sea solicitado por algún personal de seguridad, que tienen les ciudadanes para trasladarse de un lugar hacia otro en el período ASPO. Para acceder a este certificado (luego llamado “permiso para circular”) se debía entrar a argentina.gob.ar/circular y completar una serie de pasos a seguir, bastantes extensos y tediosos. Sin dudas que más de una vez las personas que necesitaban ese permiso no lo obtuvieron. Son varios motivos: falta de dispositivo digital, internet o conocimiento para hacer el paso a paso hasta llegar al final. Luego enviaban un mail con demora de 24/48 hs con la aprobación o no del permiso.

Quienes tenían el certificado por ser parte de las actividades esenciales podían solicitarlo por internet o bien las organizaciones sociales podrían darles una declaración jurada con días, horarios, nombre y apellido de la titular para que se dirija a los comederos donde desarrollaban sus tareas principales.

Según las trabajadoras en más de una oportunidad las han bajado del colectivo pidiendo el permiso que debía ir adjunto del DNI. En el avance de las prórrogas del ASPO se armó la aplicación CUIDAR (2) pero también encontraba limitaciones para los sectores más vulnerables de la sociedad que contaban con un solo dispositivo por grupo familiar o bien no tenían acceso a internet. Las mujeres que se han entrevistado utilizaban la declaración jurada en formato papel y no podían perderla en ninguna ocasión por que sino debían volver a su domicilio.

Para salir, lo que es la periferia, los barrios centrales, las avenidas, los puentes no tuve problema porque tenía el permiso de esencial, porque laburaba en el comedor, de hecho paraban los colectivos, los domingos los gendarmes se ponían en Av Lujan y Hudson y paraban los colectivos, subían y revisaban los permisos (Referente barrial – Sur del Conurbano Bonaerense)

Fue bastante complicada las personas que fueron a buscar, ya de por si era pandemia, virus, me quede sin laburo, no puedo salir ni siquiera a vender en el bondi porque necesitas un permiso y no te lo permiten, salir a la calle no podes. 

Los comedores explotaron por todos lados, pasaron de entregar 70 raciones a entregar 200,250, se duplica hasta triplicaba la cantidad de personas que asistían a las ollas. 

Ni siquiera poder llegar al comedor, escabulléndose en la calle para que no te vea la cana para ir a buscar un taper de comida. Y a los que si los paraban le decían ¿qué haces acá? Le revisaban la bolsa, le decían que se vuelvan a casa, la gente les explicaba que solo era dejar el taper y después ir a buscarlo como para que ya está sabiendo el móvil que los van a volver ver pasar, tengo tantos hijos que alimentar necesito ir a llevarles. (Referente de comedores populares – Sur del conurbano Bonaerense)

En ese momento era muy estricto todo no podías salir, había muchos compas que cuando iban a buscar la comida eran parados por la policía o nosotros mismos teníamos cuidado. Tenías que tener el permiso para viajar, nosotras teníamos un permiso para viajar que el mismo espacio nos daba. Te daban un papelito con el nombre del lugar y el nombre de la persona que iba a trabajar. (Trabajadora de comedor popular – Sur del Conurbano Bonaerense)

En las narraciones de las trabajadoras de comedores populares sobre las fuerzas de seguridad y su trato resulta llamativo que las entrevistadas mayores de 40 años han contado que recibieron un trato no violento y ameno durante la pandemia en los controles de vialidad, en cambio en las entrevistadas más jóvenes que residen en las barriadas populares manifiestan que han recibido un trato más hostil y por momentos más violentos.

También en la información que hemos recabado se han desprendido otras prácticas violentas visibilizadas a jóvenes varones hijes o vecines que retiran comida en el comedor.

A modo de conclusión consideramos que las prácticas policiales violentas son destinadas a jóvenes varones de sectores populares. Sin embargo, podemos aportar, a través de esta incipiente investigación, que las mujeres jóvenes de sectores populares también han recibido un trato violento y hostil por parte de las fuerzas de seguridad durante el periodo de pandemia ya que durante este lapso de tiempo las fuerzas de seguridad tenían la obligación de pedir el “permiso de circulación” a todas las personas que transitaban por la vía pública.

Encontramos serias limitaciones en el relato de las trabajadoras mayores respecto de las fuerzas de seguridad en referencia del trato hacia ellas. Por un lado, naturalizan su función de control y “trabajo genuino” a través de frases como “es su trabajo, es lo que tenían que hacer” y luego una mirada diferente cuando hablan de les jóvenes que asistían al comedor o eran sus propios hijos, dejando claro que existe una diferencia en las prácticas policiales de control respecto de ellas y los jóvenes varones.

Desde el Trabajo Social debemos seguir aportando a la construcción de una sociedad más justa e igualitaria a través de la promoción de derechos. Está problemática nos interpela desde los territorios y es allí donde debemos poner el cuerpo y la profesión para que pibes y pibas de las barriadas populares puedan sentirse acompañades frente a situaciones que los avasallan y vulneran sus derechos.

Autora

Pamela Domínguez – Estudiante avanzada de UNAJ, Becaria UNAJ Investiga, integrante del OVISoc.

Bibliografía

Foucault, M. (2006). Seguridad, territorio, población: curso en el Collège de France (1977-1978). Argentina: Fondo de Cultura Económica.

Foucault, M. (2007): Nacimiento de la biopolítica. Curso en el Collège de France (1978-1979). Buenos Aires: FCE.

Ierullo, M. (2010). La consolidación de los programas de asistencia alimentaria en la Argentina (1984-2007) en Clemente, Adriana «Necesidades Sociales y programas alimentarios. Las redes de la pobreza», Ed. Espacio, Buenos Aires.

Jelin, E. (1998). Pan y afectos. La transformación de las familias, Ed. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.

Seghezzo, G. (2021). “La pandemia de las fuerzas policiales y de seguridad en el sur del conurbano bonaerense. Resultados de investigación”, exposición en la Jornada de intercambios entre investigadores y decisores, Universidad Nacional de San Martín, 01 de noviembre de 2021.

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