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Universidad Nacional Arturo Jauretche | Instituto de Ciencias Sociales y Administración | Licenciatura en Trabajo Social

Si sufrís violencia de género llamá al 144.

Si pensás que tenés Covid-19 llamá al 107 (si estás en Florencio Varela) o al número provincial 148.

Si tuviéramos que utilizar una palabra para situarnos en el actual contexto de la Educación Popular, pensando en clave territorial, esa palabra sería crecimiento.

A partir de la pandemia, hallamos a la Educación en una nueva dimensión con prácticas inimaginables.

En particular, encontramos a la Educación Popular en un estado de emergencia. Emergencia y transformación en todas las dimensiones que atraviesan a la institución educativa. A su vez, en ese contexto de emergencia, nace otro tipo de escuela. De ella se desprenden nuevas formas de hacer escuela. A pesar de la crítica situación, se abrió la posibilidad de estudios para aquellos sectores que se vieron inmovilizados laboralmente, o se redujo su jornada de trabajo, teniendo posibilidad de estudiar.

Podemos distinguir a grandes rasgos dos perspectivas del estudiantado: Por una parte, aquellos que, sea por una cuestión laboral o familiar, vieron en la virtualidad la posibilidad de continuar o completar sus estudios gracias a la flexibilidad que ofreció esta nueva escuela. Por otro lado, y aquí mencionamos a los grupos más desfavorecidos, la mayor parte de nuestro estudiantado, vio anulada la posibilidad continuar sus estudios dado que no contaban con la conectividad más eficiente. Aquí cabe una aclaración: cuando mencionamos “ posibilidades de conectividad” no nos referimos solamente a la conexión a Internet, es la anomia que produjo el NO AULA en los sectores populares, en los cuales un celular con acceso a Internet es compartido por dos adultos y seis menores en edad escolar. Como también puede interpretarse por “vivienda” una habitación compartida por ocho personas. Estos son ejemplos, ante todo, para comprender la complejidad y estado de emergencia de nuestros trabajadores-estudiantes.

Fue así como la lucha que nos empujó a la calle históricamente para exigir un Estado presente, garante de derechos, de una sociedad más justa e igualitaria; nos encontró en la puerta de cada trabajador-estudiante. En este sentido, los programas de fortalecimiento del sistema educativo en estado de emergencia, como el ATR, no hicieron más que institucionalizar una práctica que ya se venía desarrollando desde la Educación Popular, por supuesto, a menor escala.

Si ya estábamos trabajando arduamente, tejiendo redes por una educación más inclusiva y de calidad, no deja de ser importante detenerse a analizar estos desafíos en tiempos de pandemia. Como tampoco deja de ser fundamental debatir la situación actual de cara al futuro.

Hoy nos encontramos con el desafío de la presencialidad de la Educación de Adultos. Se trata de los trabajadores- estudiantes que interrumpieron su continuidad por la imposibilidad de ajustar los tiempos de cursada a la jornada laboral. Entre otras cuestiones importantes, nos preocupa y ocupa la reinserción en el sistema educativo de aquellos jóvenes adultos que, en edad escolar, tuvieron que abandonar sus estudios en tiempos de pandemia, para dedicarse a trabajar y contribuir al sustento en sus hogares. Sabemos que se están planificando y ejecutando a nivel provincial y estatal, a través del Ministerio de Educación diferentes Programas de fortalecimiento para abordar la problemática involucrando a las organizaciones sociales y la educación comunitaria.

Podríamos concluir entonces, que la situación de emergencia acentuó de forma multidimensional las problemáticas sociales. En definitiva (y como puntapié para encarar el debate de los desafíos futuros), la pandemia visibilizó ciertamente diversos problemas sociales, como así también, visibilizó otras formas de hacer escuela, fuera del aula. En este punto, cabe destacar particularmente la Educación Popular y Comunitaria desarrollada en Bibliotecas Populares, Comedores y Merenderos, espacios que ofrecieron y ofrecen “apoyo escolar”. Evidentemente la realidad de estas “escuelas comunitarias” va más allá de simplemente ofrecer “apoyo escolar” pero eso es algo que los trabajadores del territorio ya comprenden.

En suma, lo que nos moviliza hoy es entonces institucionalizar (y lo estamos logrando) todas esas formas de hacer escuela, todas esas formas de Educación popular que sostienen a trabajadoras y trabajadores.

Como cierre, para reflexionar, recordamos la famosa metáfora de huracán que utilizó Larry Cuban en 1993, para referirse a los cambios en Educación: mientras los grandes cambios acontecen en la superficie, las bases resultan intactas. Es decir, no se puede remover las viejas formas para dar lugar a lo nuevo porque no hay realmente cambios profundos…de raíz. Ahora bien, los invitamos a pensar que la Pandemia puede ser una posibilidad de cambio profundo. Una posibilidad para planificar y ejecutar acciones que fortalezcan a la Educación Pública, y en particular a la Educación Popular.

Autora: Prof. Belén Carolina Daza- Coordinadora del Instituto de Educación Popular Eva Perón ( Movimiento Evita. Fcio Varela)

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