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Universidad Nacional Arturo Jauretche | Instituto de Ciencias Sociales y Administración | Licenciatura en Trabajo Social

Si sufrís violencia de género llamá al 144.

11 de julio de 2023

Introducción

El presente trabajo intentará reflexionar acerca de las características y lineamientos del Programa AcompañAR, perteneciente al Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, desde la perspectiva de la promoción de derechos y de la accesibilidad en tanto política pública.

La ley 26.485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencias contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, en su artículo 9, establece la obligación de elaborar, implementar y monitorear un Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres.

En este sentido, es de destacar la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación en diciembre de 2020, incluyéndolo en la estructura del Estado Nacional. Es el organismo rector encargado del diseño de las políticas públicas para efectivizar las disposiciones de la mencionada ley. Su creación se presenta como “una condición de posibilidad para jerarquizar las políticas de género y diversidad y así implementar programas y acciones de gobierno con un mayor grado de legitimidad y consenso”(Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, 2020) .

Reconociendo que la violencia de género suele tener un componente de dependencia económica, se reconoció la necesidad de promover la autonomía de las personas en situación de violencia por razones de género, impulsando políticas públicas que puedan crear condiciones materiales para la construcción de proyectos de vida autónomos, a través de asignaciones económicas excepcionales destinadas a disminuir la condición de vulnerabilidad en que dichas personas se encuentran. El programa contempla una ayuda económica equivalente al valor de un salario mínimo vital y móvil durante 6 meses, por única vez.

  • Características del Programa y de su implementación

El Programa AcompañAR, surgido en septiembre del 2020, es un Programa creado en el marco del Plan Nacional de Acción contra las Violencias por Motivos de Género 2020-2022  del Ministerio de las Mujeres Géneros y Diversidad de la Nación.

Tiene el objetivo de promover la autonomía de las mujeres y personas LGBTI+ que se encuentran en situación de violencia por motivos de género, mediante el otorgamiento de una prestación económica y del fortalecimiento de las redes de acompañamiento, destinado a cubrir los gastos esenciales de organización y desarrollo de un proyecto de vida autónomo y libre de violencias. 

El derecho a vivir una vida libre de violencias y a desarrollar proyectos de vida autónomos y sin discriminación es una condición indispensable para vivir en sociedades más justas, igualitarias y respetuosas de los derechos humanos. 

 

1.1 Unidades de Ingreso, Acompañamiento y Seguimiento (UdAs)

Frente a la necesidad de implementar territorialmente las políticas de prevención, asistencia y protección de las violencias por motivos de género, se generaron las articulaciones necesarias con las áreas de abordaje especializadas de todo el país, tanto municipales como provinciales, con el propósito de fortalecer y brindar herramientas desde un enfoque transversal, para dar respuestas integrales, contemplando la singularidad de cada situación y las particularidades de cada territorio, reconociendo también como actores fundamentales a las organizaciones sociales y comunitarias. 

El ingreso y acompañamiento de las personas en situación de violencia está a cargo de las UdAs, quienes deben ingresar el informe social al Sistema Integrado de Casos de Violencia por motivos de Género. Este sistema, contempla diversidad de variables que considera para la carga de los informes sociales de riesgo. Asimismo, unifica los criterios de ingreso evitando que sean excluidas personas por puntos de vista personales de quien entrevista.

El programa, desde su perspectiva territorial, intersectorial y con enfoque de género, implica para las UdAs un trabajo para repensarse, reflexionar sobre sus prácticas y fortalecerse. Requiere la actualización de conocimiento y capacidades de las UdAs, fomentando las competencias, las potencialidades y habilidades para brindar una atención integral, de calidad y con enfoque de género, constituyéndose en un abordaje digno, respetuoso y efectivo para las personas atravesadas por las violencias. En este sentido, se destaca que la creación del Ministerio impulsó la creación y jerarquización de áreas, direcciones, secretarías y Ministerios en todo el país y, en muchos casos, se incorporó a la población LGTBIQ+ dentro de la población destinataria de dichos organismos (antes solo destinados a mujeres cis).  

Para poder realizar los abordajes de manera integral, es requisito trabajar de manera articulada con otros sectores para fortalecer acciones, formular estrategias conjuntas que respondan a las necesidades y condiciones de las personas destinatarias, considerando las particularidades de cada territorio. Es claro que ningún sector puede por sí solo dar respuesta a las problemáticas sociales complejas con las que nos encontramos cotidianamente, dando cuenta de la necesidad de fortalecer la corresponsabilidad y la intersectorialidad, evidenciando la necesidad de articular con sectores como desarrollo social, salud, poder judicial, empleo y educación, entre otros. 

 

1.2 Personas Destinatarias/os/es

El Programa está destinado a las mujeres y personas LGBTI+, mayores de 18 años de edad, expuestas a diversas manifestaciones de las violencias por motivos de género que pongan en riesgo su integridad psicofísica y su autonomía económica y social, teniendo presente las condiciones de vulnerabilidad estructural y personal que las atraviesan.

Es de destacar que para el ingreso no es requisito realizar una denuncia, siendo suficientes el relato y la palabra de la persona. Sin embargo, si la persona se encuentra en condiciones subjetivas de realizarla, la Uda evaluará la posibilidad de brindarle el asesoramiento y acompañamiento correspondiente.

Se consideran sobre la Persona en situación de violencia sus condiciones de vida, sus ingresos, la situación habitacional, su nivel de estudios, si tiene personas a cargo, si es una persona con alguna discapacidad o si pertenece a algún pueblo originario, entre otras variables. Esto da cuenta de un enfoque que considera la interseccionalidad. 

Con relación a la situación de violencia, se clasifican las conductas violentas (Incluyendo la violencia doméstica, institucional, laboral y las vinculadas a grupos dedicados a actividades delictivas (trata de personas y explotación laboral) y se da cuenta de distintos tipos de violencia: física, sexual, psicológica, simbólica, económica, sexual, ambiental.

También se solicitan las características del vínculo con la persona agresora: Se historiza acerca de ese vínculo y se solicitan algunos datos de dicha persona, por ejemplo si es funcionarix pública o de alguna fuerza de seguridad, si tiene acceso a armas, si tiene antecedentes de violencias en otras relaciones, etc. No es requisito que la persona brinde el nombre y apellido de la persona agresora. 

También, se indaga sobre el recorrido de denuncias o consultas en otros organismos vinculados a salud, áreas especializadas de género, poder judicial, intervención policial, entre otros,

 

  • Accesibilidad y Enfoque de Derechos:

El enfoque de los Derechos Humanos es un marco conceptual basado en las normativas internacionales que reconocen y promueven los Derechos Humanos. Se orienta a la promoción, protección y restitución de los derechos vulnerados. Los Estados que adhieren a los tratados internacionales poseen obligaciones que orientan el contenido de las políticas públicas. Cumplir con la normativa implica una obligación por parte del Estado de generar políticas públicas que permitan el ejercicio de los derechos, mejorando los procesos de accesibilidad y la calidad de la atención.

Según Arias y Sierra (2019), el “acceso” se refiere a un vínculo y también a una distancia. Se accede a algo que no se tiene o también a algún lugar en el que no se está. Necesariamente para hablar de acceso hay que hablar de distancia y también de las búsquedas para un encuentro o por lo menos, para llegar a algún lugar. El acceso es un lugar de encuentro pero con desigualdad de poder. Las instituciones, en este sentido, habilitan y regulan los ingresos en un encuentro entre sujetos en dónde la diferencia de poder coloca a los trabajadores de las instituciones en un lugar diferencial.

El Programa Acompañar, posee ciertos requisitos para el ingreso, identifica compatibilidades e incompatibilidades, pero propone como novedoso la no exigencia de denuncia para su ingreso. Se cree en el relato de la persona que se acerca al área a solicitar asistencia. Tampoco se exige una contraprestación ni rendición sobre el uso del dinero, en pos de fortalecer la autonomía y autodeterminación de la persona. Se da cuenta, con este hecho, del reconocimiento de las personas en situación de violencia como titulares de derechos y en el diseño de la política pública, se reconoce al Estado, en todos sus niveles, como responsable de garantizar derechos, encontrando entre ellos el derecho  a la asistencia. 

En este sentido, se requiere que las instituciones puedan incorporar esta perspectiva, ya que se observan aún desde áreas o trabajadorxs formas de disciplinamiento y de control social vinculados a supuestos incumplimientos (que no son tales) con relación a obligaciones que a su criterio tienen las personas respecto a la percepción de la ayuda económica. Por ejemplo, cuando las personas no concurren a las entrevistas o cuando vuelven a convivir con el agresor, se intenta dar de baja a la persona del programa en vez de problematizar acerca de los motivos que llevaron a tomar esa decisión. Del mismo modo, en muchas UdAs se propone como requisito la presentación de denuncia, generando una distancia o un obstáculo para el ingreso.

Las autoras (Arias y Sierra, 2019) también recuperan las categorías de hospitalidad y reconocimiento, ya que brindan una perspectiva para analizar ciertas lógicas del acceso a los derechos sociales. La hospitalidad implica la aceptación del otrx, hacerle un lugar, hacerlx venir, es ofrecimiento a un ajenx que nos cuestiona, que nos hace demandas y nos hace preguntas que nos incomodan. Pero sólo podemos ser hospitalarios con aquel a quién le reconocemos entidad. Agregan que no hay acceso sin hospitalidad, presentando a la hostilidad como contracara de lo hospitalario, con una lógica expulsiva. Es a partir de la organización de los vínculos, los saberes, los recursos simbólicos y materiales desde donde se podrían generar accesibilidades que permitan que los encuentros sean efectivos y afectivos. 

Pensar en la hospitalidad nos habilita a analizar cuán humanizadas pueden ser nuestras intervenciones. No hay hospitalidad posible sino hay reconocimiento de la alteridad. 

En este punto, es de destacar que en muchas áreas de todo el territorio nacional, el acceso de la población LGTBIQ+ aún es sumamente restringido, no sólo por la falta de incorporación de la perspectiva de género y diversidad en quienes trabajan en dichos organismos sino porque las áreas siguen denominándose “de la Mujer”,  generando una exclusión simbólica para esa población.

Asimismo, la invisibilización y naturalización de los distintos tipos de violencias generan una barrera para el acceso porque no son prácticas que todas las áreas consideren que requieran su intervención, abocándose casi exclusivamente a la atención de la violencia física. En este sentido, el trabajo de promoción de derechos es un eje fundamental para lograr identificar y desnaturalizar las violencias.

 

Conclusiones

Es fundamental continuar trabajando para dar lugar a nuevos modos institucionales, que rompan con los dispositivos clásicos, que priorizan los protocolos y las estructuras a las que las personas deben adecuarse para dar lugar a instituciones que reconozcan al otrx en su singularidad, dejando de identificar a las personas en situación de violencia por motivos de género como víctimas pasivas, dando lugar a nuevos posicionamientos subjetivos, reconociendo sus historias de vida y favoreciendo las posibilidades de elección personal y de autodeterminación.

Incorporar la perspectiva de género en el desarrollo de políticas públicas implica cambiar la mirada, pensando las acciones del Estado reconociendo el impacto diferenciado que las violencias tienen en la vida de las personas conforme sus realidades. Resulta fundamental identificar mandatos, roles y estereotipos de género que nos atraviesan y que se reproducen cotidianamente, así como también ampliar la mirada para reconocer otros tipos de violencia que tal vez no dejan marcas físicas pero que sin dudas impactan en las trayectorias de vida de las personas. 

No considerar la relación entre interseccionalidad y violencias por motivos de género, ignorando o reduciendo las diferencias, dificulta los abordajes porque la violencia que atraviesan muchas mujeres y LGTBIQ+ se vincula con otras dimensiones de sus identidades. El abordaje de las distintas manifestaciones de las violencias por motivos de género debe realizarse teniendo en cuenta su impacto diferencial en relación con opresiones múltiples, de acuerdo con las particularidades o características que agravan la situación de vulnerabilidad de las mujeres y personas LGTBIQ+, como la edad, la condición socioeconómica, la condición de migrante, la discapacidad, la orientación sexual, la identidad de género, la religión, el origen étnico, entre otras. 

Es necesario seguir trabajando para incluir a la diversidad sexual en el diseño e implementación las políticas públicas, lo que permitirá identificar y visibilizar de manera específica y transversal las necesidades, violencias, desigualdades y la discriminación estructural e histórica que atraviesan las personas LGTBIQ+. 

Como parte del equipo que puso en marcha este Programa, pudimos observar la heterogeneidad existente en todo el país en términos de:

-La existencia y jerarquización de las áreas de género y diversidad, que impacta en términos presupuestarios brindando la posibilidad de tener un equipo dedicado exclusivamente a la atención de las situaciones de violencia por motivos de género, pudiendo en muchos casos llevar adelante también acciones vinculadas a la promoción y a la prevención.

-La diversidad en cuanto a la conformación de los equipos: algunos cuentan con equipos interdisciplinarios, que favorecen los abordajes integrales, otros solo cuentan con algún profesional. Muchos equipos incorporaron promotoras de género. La cantidad y la formación que lxs profesionales y trabajadorxs tienen acerca de la problemática de las violencias es fundamental para poder brindar una atención de calidad y con perspectiva de derechos. 

Muchos de los ejes propuestos responden a matrices sociales y culturales fuertemente arraigadas, pero debemos reconocernos como parte de este camino de transformación que nos obliga a mantener despierto nuestro espíritu crítico para analizar la realidad y para reflexionar sobre nuestras prácticas, para ser sujetxs activxs en este proceso que reconoce, amplía y garantiza derechos. 

 

AUTORA: Nadia Schimkus.

 

Referencias Bibliográficas

Arias, A. y Sierra, N.: (2019) La accesibilidad en los tiempos actuales. Apuntes para pensar el vínculo entre los sujetos y las instituciones. Revista Margen número 19

Carballeda, A.: (2012). “La accesibilidad y las políticas de salud” En revista Sociedad. Facultad de Ciencias Sociales, UBA.

Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación Plan Nacional de Acción contra las Violencias por Motivos de Género 2020-2022 https://www.argentina.gob.ar/generos/plan_nacional_de_accion_contra_las_violencias_por_motivos_de_genero

Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación Programa Acompañar https://www.argentina.gob.ar/generos/plan_nacional_de_accion_contra_las_violencias_por_motivos_de_genero/programa-acompanar 

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