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Universidad Nacional Arturo Jauretche | Instituto de Ciencias Sociales y Administración | Licenciatura en Trabajo Social

Si sufrís violencia de género llamá al 144.

Introducción

El presente artículo constituye un acercamiento a los procesos de organización social, comunitaria y transfeminista de las promotoras de género “Micaela García” en torno a la problemática de las violencias por motivos de género que se desarrollan en el municipio de Quilmes. Estos procesos surgen a partir de una necesidad territorial que demanda la escucha activa y el acompañamiento para el abordaje a las situaciones de violencia como principal estrategia de intervención. Las mismas constituyen las prácticas cotidianas de cuidados y redes comunitarias de las promotoras que intervienen desde los aportes del feminismo popular y la puesta en valor de sus experiencias como respuesta organizada a la necesidad de acompañar a sus compañerxs y vecinxs que se encuentren atravesando situaciones de violencia por motivos de género. En esta labor, el Trabajo Social puede aportar a la construcción de redes y lazos comunitarios e institucionales que tiendan a la reconstrucción del lazo social en conjunto con las organizaciones sociales y políticas que expresan como horizonte de sentido la transformación paradigmática de la sociedad.

Desarrollo

El Frente de Mujeres del Movimiento Evita Quilmes se origina a partir de la necesidad de abordar la problemática de las violencias por motivos de género en los territorios. Quienes lo conforman son mujeres trabajadoras de la Economía Popular y se han formado como Promotoras Territoriales de Género y Diversidades “Micaela García” para fortalecer las redes personales, familiares, comunitarias e institucionales de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries en sus barrios y comunidades a través del abordaje de las violencias y la promoción de derechos.

Mujeres Evita Quilmes comenzó a funcionar en 2019 y se vio atravesado por el contexto de pandemia que develó el incremento de denuncias por situaciones de violencias por motivos de género, en particular en el ámbito doméstico, sumado el aumento del número de femicidios. En este sentido, las promotoras tuvieron un rol central, puesto que brindaron asistencia y contención a sus vecinxs en ese contexto de emergencia sanitaria, tanto en múltiples puntos de atención como también a través de diversos canales de comunicación, ya que difundían información respecto a varios espacios e instituciones que brindaban contención frente a situaciones de riesgo por violencia de género en el contexto de ASPO y DISPO.

Actualmente, Mujeres Evita Quilmes está conformado por mujeres que realizan actividades de prevención y promoción de derechos y asesoramiento, escucha y acompañamiento a personas en situaciones de violencia por motivos de género. Desde los acompañamientos se utilizan diversas herramientas para brindar asesoramiento desde el primer momento en que se solicita la intervención de las promotoras, ya sea por parte de las mujeres o diversidades que se encuentran atravesando esa situación, así como también, de alguna persona de su entorno que la considere necesaria. Cabe destacar que en la mayoría de los casos, los acompañamientos consisten en la escucha activa y la contención como sostén que aloja una demanda en la cual se implica el sentido del relacionamiento, es decir, la fortaleza del vínculo que se pueda llegar a establecer con la persona entendida como sujetx autónomx frente a su situación. En este sentido, Ghiselli y Castrogiovanni (2020) afirman que el concepto situación (y su definición) nos permite dar cuenta de lo dinámico de la vida cotidiana de les sujetes, es decir, que aquella situación es posible de ser modificada; por tanto, el dinamismo nos compromete a trabajar en torno a esa situación, con ese sujeto y en esa acción.(Ghiselli; Castrogiovanni, 2020).

A este respecto, las estrategias que actualmente se llevan adelante desde Mujeres Evita Quilmes son, en primer lugar, espacios grupales conformados por mujeres donde se realizan charlas y talleres desde la pedagogía de la educación popular que propone Freire (1968) orientada a la reflexión crítica de la realidad y las relaciones sociales, específicamente con temáticas relacionadas a la perspectiva de género, que tienen como objetivo desnaturalizar las violencias y promover el cambio en quienes las atraviesan. Siguiendo este paradigma, los espacios formativos con enfoques pedagógicos feministas y afectivos buscan construir conocimiento y reflexionar en torno a las propias trayectorias de vida. Tomar en cuenta estos aspectos permite pensar en un aprendizaje por fuera de las individualidades y comenzar a mirar-nos en situaciones de encuentro. La sistematización de formas colectivas de construir saberes desafiantes al saber hegemónico, invita a perpetrar una pedagogía popular y feminista que no actúe como un límite, sino como una apertura. Es una manera de nombrar una posición en la batalla sociocultural, que cuestiona al conjunto de relaciones de poder. Siguiendo esta línea “[…] las políticas deben ser comprendidas como productos de esas relaciones conflictivas entre los diferentes actores en juego”. (Pastorini, 2000). En este sentido, es necesario dirigir las acciones a fin de interpelar a los territorios, contribuir a erradicar las desigualdades de géneros y a acompañar la transformación de la sociedad en pos de educar para la igualdad, la emancipación y la justicia social.

Asimismo, desde Mujeres Evita Quilmes se formó la consejería de género “Micaela García” llevada adelante por las compañeras promotoras. Su nombre es un símbolo y una bandera, como memoria viva de quien fuera, una compañera del Movimiento Evita víctima de femicidio, hecho radical que constituyó un antes y después para la organización.

Desde la consejería, se realizan actividades de difusión, prevención y promoción de derechos de las mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries. La misma contiene folletos, cuadernillos y actividades lúdicas que tienen por finalidad acercar información y recursos disponibles para el abordaje de las violencias. Las actividades de difusión se dan en distintos lugares estratégicos a nivel local como espacios comunitarios, polos productivos, plazas públicas, etc. En base a la promoción de derechos se realiza una caracterización y desarrollo de un proyecto de vida libre de violencias, esto quiere decir que, en conjunto con el abordaje territorial que realizan las promotoras en términos de acompañar y aportar a la mejor resolución de una situación crítica, también promueven y reivindican el derecho a una vida autónoma de quienes atraviesan situaciones de violencias.

Por último, la articulación del trabajo de las promotoras con múltiples actores institucionales es fundamental para el sostenimiento de las redes de cuidado y el acceso a recursos disponibles que promuevan de manera conjunta las herramientas sobre la problemática de las violencias en pos de fortalecer el abordaje multisectorial e interinstitucional. Es en este sentido, que el trabajo en territorio de las promotoras de género y diversidades se encuentra vinculado a las intervenciones en situaciones problemáticas sobre las cuales tiene su incumbencia profesional la disciplina del Trabajo Social, que a partir de la Ley Federal Nº 27.072 (2014) es entendida en su artículo 4 como “la profesión basada en la práctica y una disciplina académica que promueve el cambio y el desarrollo social, la cohesión social, y el fortalecimiento y la liberación de las personas. Los principios de la justicia social, los derechos humanos, la responsabilidad colectiva y el respeto a la diversidad son fundamentales para el trabajo social. Respaldada por las teorías del trabajo social, las ciencias sociales, las humanidades y los conocimientos indígenas, el trabajo social involucra a las personas y estructuras para hacer frente a desafíos de la vida y aumentar el bienestar” (Ley Nº 27.072, 2014).

Es entonces que puede considerarse, que la construcción de las estrategias de intervención tanto de las promotoras “Micaela García” como del Trabajo Social, se posiciona desde la perspectiva de restitución de derechos y desde una mirada de la integralidad de la persona, reconstruyendo la historicidad de la misma. Así, Mallardi (2013) plantea que es necesario posicionarse desde un marco teórico-metodológico que recupere las variables que constituyen a la situación problemática, afirmando que recuperar estos elementos en los procesos de intervención del Trabajo Social se constituyen en aspectos fundamentales para la definición de estrategias de intervención viables y coherentes con la procesualidad social y, fundamentalmente, con capacidad para la transformación de situaciones problemáticas concretas.” (Mallardi, 2013). En este sentido, Cavalleri (2008) hace referencia a cómo el Trabajo Social busca dar respuesta a las manifestaciones de la cuestión social a través de las políticas públicas, exponiendo que “el Trabajo Social interviene en la realidad social y se ha constituido históricamente como una de las modalidades de enfrentamiento a la cuestión social, ligada al estado y a las políticas sociales” (Cavalleri, 2008). A este respecto, el rol del Trabajo Social inserto en un territorio determinado, hace indispensable la visibilidad de lxs diferentxs actorxs que intervienen en la dinámica de las respuestas que se dan a las diferentes expresiones de la cuestión social en la actualidad. Para lograr esto, Escalada (2001) propone un abordaje situacional y contextualizado sobre las problemáticas sociales, incorporando las voces de lxs sujetxs atravesadxs por las mismas, entendiendo que la construcción de los problemas tiene que ver, no solo con la realidad observada por lxs profesionalxs, sino con la mirada, los deseos y las expectativas del propio sujetx social, y en ese sentido, debe ser problematizado de manera conjunta (Escalada, 2001).

Conclusiones

La idea primigenia de la construcción y constitución de la figura de las promotoras como acompañantes ante situaciones de violencias, consistió no solamente en poner en valor una tarea cotidiana en los territorios, sino también en problematizar la falta de un eslabón clave entre una necesidad concreta y las respuestas que el Estado ofrecía. Las promotoras son parte de una gran red comunitaria que articula con distintos estamentos del Estado y que cumple un rol insoslayable al momento de llegar a situaciones que los dispositivos estatales no pueden alcanzar. A este respecto resulta pertinente tomar los aportes de Carballeda (2013), quien al referirse a las problemáticas sociales complejas sostiene que la complejidad de la cuestión social actual da cuenta de una serie de problemáticas y temas que se hacen inmediatamente transversales y sobrepasan la especificidad de cada institución desde su comprensión y explicación hasta el sentido de la intervención.(Carballeda, 2013). Es en este punto en donde confluye la organización territorial y comunitaria como brazo extensor del Estado y específicamente, la tarea de las promotoras de género y diversidades como actoras claves en el acceso a los derechos. La labor, aunque invisibilizada, está ligada al cuidado comunitario que aún hoy exige un reconocimiento no sólo económico sino también institucional en pos de la construcción de políticas públicas integrales que logren generar herramientas para erradicar las violencias, profundizar las acciones para intervenir, contener y acompañar a las mujeres y diversidades, al mismo tiempo que promuevan su autonomía y amplíen derechos y oportunidades para las mismas.

En síntesis, es fundamental promover el trabajo articulado entre las instituciones del Estado y las organizaciones sociales, políticas y territoriales en materia de violencias por motivos de género, poniendo en valor las experiencias comunitarias que contribuyen a la construcción del conocimiento científico, siendo este enfoque el que fortalezca la lucha por una vida más justa y libre de violencias.

Bibliografía

  • Carballeda, A. (2013). La Intervención en lo Social desde una perspectiva americana. Algunos aportes de Enrique Dussel y Rodolfo Kusch. Margen N°70
  • Cavalleri, María Silvina (2008) “Repensando el concepto de problemas sociales. La noción de situaciones problemáticas”. En: Compartiendo Notas. El trabajo social en la contemporaneidad. Lanús, Ediciones de la UNLa.
  • Escalada, M. (2001). El diagnóstico social. Proceso de conocimiento e intervención profesional. Buenos Aires: Espacio editorial.
  • Freire, P. (1970). La pedagogía del oprimido. Siglo XXI Editores.
  • Ghiselli, S.; Castrogiovanni, N. (2020) “Trabajo Social y situaciones problemáticas: categoría esencial para los debates sobre intervención profesional”. José C. Paz, EDUNPAZ.
  • Ley Federal de Trabajo Social 27.072 (2014). Recuperado de: https://www.trabajo-social.org.ar/ley-federal/
  • Mallardi, M. (2013). Cuestión social y situaciones problemáticas: aportes a los procesos de intervención en Trabajo Social. Revista Cátedra Paralela N°9.
  • Pastorini, A. (2000). ¿Quién mueve los hilos de las políticas sociales? Avances y límites en la categoría de “concesión-conquista”. Sao Paulo: Cortez editorial.

 

AUTORAS:

Gonzalez Julieta y Gonzalez Tamara. Estudiantes de la Licenciatura en Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.

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