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Universidad Nacional Arturo Jauretche | Instituto de Ciencias Sociales y Administración | Licenciatura en Trabajo Social

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¿Qué puede hacer el Trabajo social frente a la muerte perinatal?

Autora: Mg. Adriana Himm

A partir de la defensa pública de la tesis de Stella Maris Mancilla, la cual realizó para graduarse de Lic en Trabajo Social en la UNAJ, tuve la posibilidad de involucrarme en un tema con el cual me mantenía con cierta ajenidad, como es el de la muerte perinatal. Recordé en ese momento mientras leía la tesis y luego mientras Stella iba relatándola, la cantidad de mujeres, madres de las escuelas en las que trabajé que relataron situaciones de pérdidas de hijes durante el embarazo y también luego del parto. En esos relatos se veía clara la conceptualización que realizó Stella con relación a los mitos y a los modos de vivenciar la muerte de un bebé. Algunas lo constaban como algo mas naturalizado, por lo que casi todas las mujeres y familias pasamos, otras reparaban en esa pérdida de modo mas conciente, como una pérdida o muerte.

Una pregunta común en el ejercicio del Trabajo Social es sobre la conformación familiar. Por ejemplo, ¿cuántos hijes tiene? Parece una pregunta ingenua, pero es de las más complejas. Un ejercicio que me impacto luego de adentrarme en el tema es el que pocas mujeres mencionan al hije muerto antes del parto cuando responden a esta pregunta. ¡Cuán poco hablamos de la muerte, de las muertes…   relacionadas con la intervención!

Pensando en estos términos de la intervención en lo social, desde el Trabajo Social, surgen tres líneas: una relacionada con el análisis de las practicas institucionales, otra relacionada con la intervención directa con las mujeres y familias atravesadas por la muerte perinatal y otra línea preventiva sobre el cuidado en el embarazo y la prevención de las muertes evitables.

Con relación a la primera, en un análisis poco profundo se visualizan las prácticas en salud desde el modelo hegemónico médico y es fácil hablar de la re-victimización que sufren las mujeres en la atención frente a lo que comúnmente se llama perder un embarazo, o la muerte del bebe en el nacimiento o las horas posteriores al mismo. Generalmente, en esas internaciones no existen abordajes interdisciplinarios, ni en hospitales públicos y mucho menos en clínicas privadas en las cuales no existen cargos de planta de trabajador social, psicólogo o psiquiatra. Lo que existe es una ausencia de un dispositivo de intervención para que la paciente pueda realizar el duelo necesario, del estilo de no compartir el cuarto con otra madre con un bebé nacido, o con otra madre en trabajo de parto o la entrega del cuerpito del bebé. Se niega la posibilidad de despedirse de ese niñe que se estuvo gestando y que tenía un nombre, pertenencias, un cuarto o un lugar en el cuarto de los hermanos. Esta re-victimización dialoga con la falta de políticas públicas al respecto. Por ejemplo, la imposibilidad de poder poner un nombre a ese niñe nacido que muere a pocas horas o nacido sin vida, teniendo que cargar con el NN, como si fuera una persona sin identidad, sin historia, como si no fuera parte del curso de vida de una madre, padre, hermanos, tíos, primos, abuelos que esperaban con ansias.

Como decía anteriormente, es sencillo identificar el maltrato obstétrico, porque las que somos mujeres, seamos madres o no, generalmente lo hemos sufrido. En este sentido de la re-victimización y los maltratos frente a la intervención, estamos todes convocades. Pensando desde otros ámbitos como el escolar, las casas del niño y otras instituciones es frecuente no dar lugar a nombrar ese niñe muerto, ese embarazo que no ha llegado a término, sin dudas debemos visibilizar estas acciones como lo que son. Lo que no se nombra, no se reconoce, parece que no existiera y son intervenciones revictimizadoras. ¿qué hacemos en un jardín de infantes cuando un niñe dibuja en su hojita de grupo familiar a un hermanito no nacido con vida o fallecido? ¿O qué hacemos cuando en una entrevista familiar la entrevistada nombra a su/s hijes muertos? ¿Lo tomamos como natural, como necesario o pensamos que es algo “patológico”?

El primer y el segundo aspecto dialogan en la práctica, no puede existir intervencion sin análisis institucional. Con relación a la intervención directa rescato además de lo narrado en los párrafos anteriores, la necesidad de la escucha atenta, de nombrar el problema, de llevarlo a la agenda de preocupaciones institucionales y también políticas, intentando que llegue a la agenda de los gobiernos. Se trataría de la contención de quienes se sienten afectados por la muerte y por este tipo de muerte, no dando por hecho que la única afectada es la madre, sino visibilizando cómo ingresa la pérdida en la biografía familiar. Brindarle trascendencia al tema es fundamental a fin de acompañar en el duelo a las personas afectadas.

Por último, se puede pensar en la tercera línea de trabajo sobre el eje preventivo, desde los lineamientos de la ESI en las escuelas, desde los cuidados y controles de embarazo en los Caps y hospitales, desde los controles de salud en general, antes del embarazo si éste fuera planificado. En definitiva, es necesario trabajar la prevención, el cuidado de la salud, el descanso y la alimentación, a fin de modificar algunos factores que inciden en la muerte perinatal. De igual manera, la responsabilidad en llevar la estadística sobre las muertes es importantísima a la hora de analizar cada situación en términos de prevención.

Para terminar este escrito, quisiera tener presente el concepto de padecimiento subjetivo, en tanto singular de cada sujeto. Es imposible no asumir que la muerte trae un dolor y la sensación de pérdida. En la situación de la muerte perinatal la pérdida es de un sujeto engendrado, reconocido por el cuerpo gestante pero no por la sociedad como una persona, como un ser vivo. Cabe mencionar algunas paradojas de la vida cotidiana y científica. Por ejemplo, algunas lecturas sostienen que un aborto voluntario representa “matar” a una persona, pero desde las prácticas de la jurisprudencia (si la pérdida es involuntaria, bajo la conceptualización de “muerte perinatal”) ese ser vivo no es una persona, no tiene nombre y no se le puede brindar el proceso de despedida necesario (inscribirle en el registro civil, brindarle una despedida, velatorio o sepelio). Queda claro que estas dos situaciones están relacionadas, pero son ciertamente diferentes. Por un lado, se debe garantizar el derecho a abortar para aquellas mujeres que no desean la maternidad y, por otro, acompañar a la mujer y la familia que sí lo deseaba y se encontró con su proyecto interrumpido.

Por tanto, el padecimiento subjetivo nos corre del lugar del “caso” y nos impulsa no solo a reconocer un dolor en el otre, sino también a singularizar ese modo de sufrir, a acompañar ese sufrimiento despojándonos de la comparación.

Para cerrar quiero traer palabras de Carballeda (2004): la intervención aparece como el lugar de formulación de nuevas preguntas, básicamente como espacio de creación de la agenda pública, como lugar que hace ver que genera instancias de interpelación. La intervención, también construye formas de relación entre lo macro social y lo micro… Esto también, implica la necesidad de interrogarse acerca de los nuevos padecimientos sociales, analizando las diferentes instancias de relación entre los distintos campos de saber, la implicancia de los mismos y la necesidad de re pensar los modelos de asistencia desde una perspectiva integral.

Bibliografía

Carballeda Alfredo (2004), “La intervención en lo social y el padecimiento subjetivo”. Margen Nº 35.

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