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Universidad Nacional Arturo Jauretche | Instituto de Ciencias Sociales y Administración | Licenciatura en Trabajo Social

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Si pensás que tenés Covid-19 llamá al 107 (si estás en Florencio Varela) o al número provincial 148.

 

La madre de familia está al margen de todas las previsiones. Es el único trabajador del mundo que no conoce salario, ni garantía de respeto, ni límites de jornadas, ni domingo, ni vacaciones, ni descanso alguno, ni indemnización por despido, ni huelgas de ninguna clase… Todo es -así lo hemos aprendido desde “chicas”- pertenece a la esfera del amor… ¡y lo malo es que el amor muchas veces desaparece pronto en el hogar… y entonces todo pasa a ser “trabajo forzado”… obligaciones sin ningún derecho…! ¡Servicio gratuito a cambio de dolor y sacrificios!” La razón de mi vida, Eva Perón

En 1951, hace 70 años Eva Perón nos interpelaba a repensar las tareas de cuidado dentro del hogar como un trabajo no remunerado y la ausencia de los derechos de las mujeres en ese espacio, cuestión social que hoy en día está tomando mayor preponderancia y es parte de la agenda del Estado Nacional.

Para comenzar ¿de qué hablamos cuando nos referimos a tareas de cuidado?

Corina Rodríguez Enríquez (2018) define a las tareas de cuidado de la siguiente manera:

La noción de cuidado se ha asociado a las actividades indispensables para satisfacer las necesidades básicas de la existencia y reproducción de las personas, brindándoles los elementos físicos y simbólicos que les permiten vivir en sociedad. Incluye el autocuidado, el cuidado directo de otras personas (la actividad interpersonal de cuidado), la provisión de precondiciones en que se realiza el cuidado (la limpieza de la casa, la compra y preparación de alimentos) y la gestión del cuidado (coordinar horarios, realizar traslados a centros educativos y a otras instituciones, supervisar el trabajo de la cuidadora remunerada, entre otros). Desde esta visión, el cuidado permite atender las necesidades de las personas dependientes, por su edad o por sus condiciones/capacidades (niños y niñas, personas mayores, enfermas o con algunas discapacidades) y también de las personas que podrían auto-proveerse dicho cuidado. (p.132)”

En términos históricos las mujeres que ingresan a la esfera pública, ya sea en el ámbito laboral o universitario, siguen dedicando la misma cantidad de tiempo a las tareas del hogar. Mientras que el rol de los hombres dentro de la esfera privada, o sea el hogar, no se vio modificado en esa reconfiguración de las actividades de las mujeres, por lo que estas se ven afectadas con una sobreexigencia entre la vida por fuera y dentro del hogar.

En el modelo clásico de pareja heterosexual fundamentando en el patriarcado, se asignan determinados roles a hombres y otros a los cuerpos feminizado; en donde los primeros proveen enconomicamente mediante el trabajo remunerado y las segundas por orden natural se encargan del cuidado. De manera invisibilizada en esta división sexual del trabajo son las mujeres las que además de trabajar por fuera del hogar, continúan con la misma carga de trabajo dentro del mismo: cocinar, limpiar, cuidar de les hijes y de la organización en general, mientras que los hombres sólo poseen actividades laborales por fuera del hogar y en un menor porcentaje “colaboran” en la organización familiar. Si bien los feminismos vienen impulsado la transformación de las significaciones sociales patriarcales vigentes durante siglos y han generado cambios en las aspiraciones y expectativas de vida de mujeres, hombres y del colectivo LGTBIQ+, sigue recayendo sobre los cuerpos feminizados la obligación de las tareas de cuidado.

En línea con lo mencionado anteriormente encontramos como nudo de la desigualdad entre hombres y cuerpos feminizados la injusta distribución del trabajo doméstico. Al ser las mujeres las que dedican más tiempo a estas tareas no pagas, disponen de menos posibilidades para estudiar, formarse y obtener trabajos formales por fuera del hogar, reproduciendo así la desigualdad entre estos.

Estadísticas de la distribución de las tareas de cuidado

En nuestro país, según el módulo de uso del tiempo que se incorporó en 2013 a la Encuesta Anual de Hogares Urbanos (EAHU), el tiempo social promedio dedicado al trabajo de cuidado no remunerado es muy desigual. Las mujeres pasan 5.7 horas por día haciendo trabajo de cuidado no remunerado (quehaceres domésticos, apoyo escolar, cuidado de personas) y los varones dedican en promedio sólo 2 horas diarias (INDEC, 2014).

Cabe mencionar que el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos entre octubre y diciembre del 2021 realizará la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo en todo el territorio Argentino, lo cual permitirá actualizar los datos mencionados anteriormente. (INDEC 2020)

Organización Social del Cuidado y Políticas Públicas

Cuando hablamos de tareas de cuidado, hablamos de la primera fuerza productiva y sin esta tarea todo el resto de la cadena de la vida no podría funcionar. Poder visualizar esta situación se torna fundamental ya que el sistema capitalista y patriarcal moldea nuestra organización familiar, aunque pase desapercibido.

Durante muchos años se ha considerado que la organización de las tareas de cuidado era algo que debían resolver las familias de forma privada y éstas a su vez han dejado toda la responsabilidad en las mujeres. Si esta resolución queda en la esfera privada, familiar y se la excluye de la esfera pública se continúa reproduciendo las desigualdades que mencionamos anteriormente.

Es así que pensar al cuidado en términos de organización social amplía los actores involucrados a: familias, Estado, empresas y organizaciones comunitarias; siendo el Estado el encargado de aplicar las Políticas Públicas necesarias para reorganizar el sistema social de cuidados y que este se realice de forma igualitaria en todas las clases sociales. Las mujeres de ingresos medios y altos pueden pagar por servicios de cuidado o tener una trabajadora de casa particular para reemplazarlas y usar ese tiempo en otras actividades como estudiar o trabajar. Mientras que las mujeres de sectores populares no cuentan con esa posibilidad y tampoco tienen una oferta de servicios públicos accesibles para delegar el cuidado de las infancias, lo que limita así su independencia y sostiene la alta feminización de la pobreza.

A la fecha no se ha producido un aumento importante de los servicios públicos en este tema, tampoco se ha reorganizado el mundo laboral de acuerdo a esta nueva realidad. Se debe mejorar la capacidad de la seguridad social para enfrentar las necesidades de cuidado ofertando servicios universales y públicos que no dependan del poder adquisitivo de las personas.

Entonces Estado, empresas, sindicatos, organizaciones sociales, familias y comunidades de cada territorio deben asumir el compromiso de generar las condiciones para que los cuidados se organicen de una manera más justa y equitativa.

Visibilizar las particularidades de nuestro territorio

¿Por qué resulta necesario crear conocimiento en nuestro territorio sobre esta problemática?

En primer lugar, como parte de la comunidad académica de la UNAJ y específicamente de la Licenciatura en Trabajo Social, carrera altamente feminizada, sostengo que es necesario contar con datos que den cuenta la realidad que atravesamos los cuerpos feminizados en el devenir de nuestra trayectoria universitaria; con el objetivo de que la Universidad pueda aplicar políticas que tiendan a la permanencia y el egreso de les estudiantes de nuestra comunidad. De esta forma se contribuye a disminuir la desigualdad de género que impera en la actualidad.

En segundo lugar, si hablamos de la organización social del cuidado, es ineludible no repensar con perspectiva de género nuestro futuro profesional como Trabajadoras/es Sociales y cómo intervenimos en ese/nuestro territorio que genera sus propias estrategias comunitarias para sostener la vida y el cuidado en los sectores más vulnerados. Aún más en tiempos de crisis económicas, como la que estamos atravesando, en donde históricamente son las mujeres las que “salen a parar la olla” impulsando copas de leche, merenderos, comedores, espacios de cuidado de las infancias y todo tipo de acciones para paliar el hambre.

En tercer lugar, en el marco de un Estado que cuenta con un Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad, que se encargó de conformar la Mesa Interministerial de Políticas de Cuidado, que viene implementando diferentes política públicas en relación a esta problemática y que está trabajando en un proyecto de ley para crear un Sistema Integral de Cuidados a nivel nacional, sostengo que es fundamental que las voces, las vivencias, las experiencias, las necesidades y cada particularidad de nuestro territorio esté explicitada con el objetivo de que las Políticas Públicas sean acordes a lo que nos acontece.

Para finalizar, las reflexiones anteriormente mencionadas surgen en el marco de la materia Metodología y Técnicas de Análisis Cualitativo, a cargo del docente Marcelo Mosqueira durante el primer cuatrimestre del año 2021. En donde se presentó un proyecto de investigación con el objetivo principal de “Indagar el impacto de la pandemia COVID 19 en los tiempos asignados al estudio y la distribución de las tareas de cuidado del hogar en las mujeres universitarias que cursaron la Licenciatura en Trabajo Social en la Universidad Nacional Arturo Jauretche durante el año 2020”. Se busca así, indagar las dificultades que se presentaron en la conciliación de los tiempos necesarios para desarrollar las diferentes tareas relacionadas al hogar, les niñez, la universidad y el trabajo remunerado; ya que con el cierre de los espacios educativos y de centros de cuidado se observa no sólo la relevancia que adquieren los trabajos de cuidado en la vida cotidiana, sino también la distribución desigual de esas tareas en términos de género.

Autora: Sara Urbanovich, estudianta de la Licenciatura en Trabajo Social. UNAJ

Referencias

– INDEC (2014). Encuesta sobre el trabajo no remunerado y uso del tiempo. Disponible en: https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/tnr_07_14.pdf

– INDEC, Ministerio de Economía, Presidencia de la Nación. (2020) “Hacia la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo y Trabajo No Remunerado”

– Mesa Interministerial de Políticas de Cuidado, Presidencia de la Nación (2020). “Hablemos de cuidado. Nociones básicas hacia una política integral de cuidados con perspectiva de géneros” Disponible en https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/mesa-interministerial-de-politicas-de-cuidado.pdf

– Rodríguez, C. (2018) “Economía del cuidado y desigualdad en América Latina: Avances recientes y desafíos pendientes. En Carrasco Bengoa, C. Díaz Corral, C. (Ed.), Economía Feminista: desafíos, propuestas y alianzas (pp.133-156). Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina: Madreserlva. Disponible en https://www.entrepueblos.org/wp-content/uploads/2017/07/Libro-Economia-feminista_web.pdf

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