skip to Main Content
Universidad Nacional Arturo Jauretche | Instituto de Ciencias Sociales y Administración | Licenciatura en Trabajo Social

Si sufrís violencia de género llamá al 144.
Si pensás que tenés Covid-19 llamá al 107 (si estás en Florencio Varela) o al número provincial 148.
Si tenés alguna dificultad para atravesar el aislamiento contactate con nosotres: redts2020@gmail.com.

Por Ramiro Marcos Dulcich Piccolo. Licenciado en Trabajo Social, Universidad Nacional de Rosario. Doctorado en Serviço Social en la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ). Profesor de la Universidad Federal Fluminense (UFF), Rio de Janeiro, Brasil. Educador del Movimiento Sin Tierra (MST) y Coordinador de las Relaciones Internacionales de ABEPSS en las gestiones 2019-2022. Autor del libro: Trabajo Social en tiempos de barbarie: dilemas y desafíos del proyecto profesional crítico en América Latina (EAE: 2018).

La irrupción de la pandemia global provocada por el nuevo coronavirus a inicios de 2020, profundizó la crisis capitalista en curso desde 2008, cuando la principal potencia mundial sintió de forma clara los límites y riesgos de un sistema medularmente financiarizado erigido como paradigma a seguir, y que conocemos como políticas neoliberales (hoy también llamadas de austeridad). Sin embargo, si bien es cierto que la crisis del sistema inmobiliario de los Estados Unidos fue un episodio importante que reorganizó las correlaciones de fuerzas del mercado mundial, la raíz de la crisis es anterior y más profundo; podemos decir que el mismo se remonta a la crisis del régimen de acumulación fordista-keynesiano a mediados de la década de 1970, cuando el sistema capitalista no consigue más soportar el peso de las regulaciones keynesianas para la acumulación de capital. La crisis reveló cuánto los derechos universales de ciudadanía y el horizonte de un estado de progreso y bienestar social se tornaron barreras para la acumulación. La “salida” para la crisis implicó la ruptura del pacto social keynesiano y el ataque sistemático a las posiciones del trabajo.

De modo que, la pandemia no provocó la crisis sistémica actual, sino que profundiza contradicciones existentes y las acelera. En este sentido, no hay dudas que los desdoblamientos de la crisis sanitaria y humanitarias del Covid19 agudizó todas las expresiones de la “cuestión social”, objeto prioritario de las intervenciones profesionales del Trabajo Social. En Brasil, desde 2018 la política del gobierno nacional retomó la orientación neoliberal, impulsando un paquete de (contra)reformas en la legislación social y en la propia estructura del Estado. Privatización de importantes empresas estatales y del sistema jubilatorio; flexibilización de las leyes laborales, con fomento de la tercerización para actividades esenciales, entre otras normas que impactan en las condiciones de vida y son responsables por una verdadera “ubberización” de los procesos de trabajo en Brasil, parafraseando al profesor Ricardo Antunes[i].

Una de las primeras leyes sancionada por el gobierno de Jair Bolsonaro, para la cual se movilizaron pesadas fuerzas políticas, estableció un techo de gastos públicos fijos por 2O años, que limita la ampliación de políticas y de servicios sociales fundamentales como salud, vivienda, educación, la generación de renta, entre otros. Esta ley, llamada críticamente “ley del fin del mundo”, está en vigor desde 2019 y ha provocado un agravamiento del conjunto de expresiones de la “cuestión social”, que son los espacios socio-ocupacionales del Trabajo Social. La misma, impacta negativamente en la asignación de presupuestos financieros para mantener e instalar nuevos programas y proyectos sociales. De modo que, demandas y necesidades vinculadas a la falta de empleo, de vivienda, de atención en salud, de salud mental, de educación, de algún tipo de asistencia social, de pensión y o previsión social, han aumentado de forma notable; al mismo tiempo, los recursos financieros son congelados por 20 años y muchos dispositivos sociales, simplemente, desmontados.

El retorno a la orientación neoliberal de la política económica se acompaña con un ascenso de la ultraderecha en el país y en el mundo, lo que trajo como consecuencia la cuestión de las violaciones de los derechos humanos y el histórico anclaje de la cultura dominante en el racismo y el patriarcalismo. Como hemos visto recientemente, acciones militares desproporcionadas en favelas importantes de las grandes ciudades vuelven a ser noticia[ii]; asesinatos políticos de parlamentarios opositores[iii] y de líderes comunitarios del campo; masacres como la reciente en la favela de Jacarezinho[iv], en Río de Janeiro. Bajo el pretexto de estar librando una “guerra a las drogas” la población pobre de Brasil es asediada, perseguida, reprimida y asesinada en números altísimos por las fuerzas del Estado. La necropolítica[v], una política de muerte, es un trazo que caracteriza al actual gobierno.

Por su parte, los movimientos sociales y sindicales no han tenido mejor suerte. Luchan y resisten para mantenerse en pie, en medio de un retroceso histórico importante de conquistas, con una creciente judicialización y criminalización de la política. La crisis sanitaria del nuevo coronavirus dificulta aún más las posibilidades de movilización social y política, que siempre ha sido una herramienta fundamental para estos movimientos. Sin posibilidades de empleo; sin programa de asistencia social y atención a la salud suficientes; cada vez más lejos de posibilidades de cursar estudios; con un Estado que se retira de su responsabilidad de garantizar condiciones materiales básicas para la vida, las comunidades con las que trabajamos evidencian una creciente pauperización.

En este momento, el Covid19 se ha cobrado 450.000 vidas en Brasil, con una media diaria de 1.885 muertes. En una buena medida, estas vidas perdidas son responsabilidad del negacionismo del gobierno nacional, que desde el inicio negó la gravedad del problema, promovió la automedicación con drogas de comprobada ineficacia, es contrario al uso de barbijo, a la vacuna y defiende la inmunización de rebaño. Esta perspectiva negacionista no hizo posible un plan nacional de enfrentamiento a la pandemia, ni una acción rápida y coordinada en el ámbito internacional para adquirir inmunizantes. En varios momentos el Sistema Único de Salud (SUS) – referencia mundial de atención público a la salud – se vio colapsado y sin recursos básicos para operar frente al crecimiento gigantesco de la demanda por internación, por falta de una acción preventiva eficaz a nivel nacional, en un país con dimensiones continentales.

Desde todos los puntos de vista, por más que se pretenda negar los hechos, la realidad brasileña es catastrófica, en lo económico, lo político, lo sanitario y lo humano. El país vive la mayor tragedia en toda su historia, en términos de vidas truncadas e interrumpidas. Por más que el gobierno niegue su responsabilidad y busque transferirla para las administraciones provinciales y municipales, buena parte de los grupos y partidos políticos que apoyaban en el inicio a Bolsonaro han tomado distancia, al mismo tiempo que la mayoría de la población comprendió que el camino adoptado nos conduce al abismo, a la barbarie social. Por la constatación creciente de la trágica situación del país y la presión social y política, en el mes de mayo de 2021 el Senado Nacional abrió una comisión parlamentar (CPI) para investigar el desempeño del gobierno nacional en el enfrentamiento del Covid19, en el sentido de sus acciones y omisiones y sobre su responsabilidad por Brasil estar entre los principales focos mundiales de la enfermedad. Los próximos meses mostrarán el resultado de este capítulo importante de la crisis que vivimos.

Evidentemente, el contexto general y la coyuntura brasileña en particular preocupa y mantiene en alerta al colectivo profesional de Trabajo Social. La actual orientación ético-política hegemónica en las entidades nacionales representativas (ABEPSS y CEFESS)[vi] es claramente contraria al proyecto de sociedad sustentado por el gobierno de Bolsonaro, que atenta contra los principios elementales de la ciudadanía. Desde el célebre “Congreso de la Virada” de 1979 hasta nuestros días, el Trabajo Social brasileño viene construyendo un proyecto profesional crítico y plural, que tiene como pilares fundamentales la libertad, la democracia y la justicia social. Esta construcción no se realizó y no se realiza de forma aislada, sin diálogo, con las experiencias históricas de los demás países de la región y del continente. Desde el proceso de Reconceptualización hasta nuestros días, la comprensión de la dimensión internacional de la lucha contra las opresiones externas e internas es considerada esencial; un patrimonio político celosamente guardado.

De la misma forma que muchas otras camadas de trabajadores del Estado, servidores públicos, las/os trabajadoras/es sociales sufrimos los embates de las contrarreformas neoliberales y las tentativas de desmontar los dispositivos institucionales de Seguridad Social en Brasil. Las mismas nos afectan de diversas formas: sea en el ámbito de las condiciones de trabajo que son precarizadas, con bajos salarios y desempleo profesional; sea por la fragilización y desfinanciamiento de las políticas sociales en que nos insertamos, especialmente de Salud y Asistencia Social; sea por el desinterés en una formación profesional de calidad y el fomento de investigaciones de problemas relevantes para la intervención; sea por la demanda del Estado para contratar profesionales con “perfil técnico”, capacitados para ejecutar metas y operacionalizar políticas; trabajadoras/es sociales creativas/os pero no críticas/os, aptas/os para implementar sin grandes cuestionamientos las “pobres políticas sociales para los pobres”, como administradores de la barbarie neoliberal en curso.

Este contexto histórico sombrío del país, marcado por la necropolítica, el aumento de la violencia, de todo tipo de intolerancias, por discursos de odio, racismo estructural, de negacionismo de la ciencia y de la razón moderna, que amenazan los valores civilizatorios, se torna un inmenso desafío para el Trabajo Social crítico brasileño, así como para el conjunto de la clase trabajadora de la cual es parte. Resistir y avanzar, en la osadía de luchar significa trabajar para mantener las conquistas sociales y profesionales logradas en las últimas décadas de luchas democráticas, sin renunciar a su ampliación, profundización y permanente mejoramiento. En tiempos de crisis del capital agravada por la pandemia global del Covid19, hay que seguir respirando lucha y organizando la esperanza.

 

Referencias

[i] Para mayores informaciones sobre el análisis de pensador brasileño, consultar http://abet-trabalho.org.br/ricardo-antunes-a-expansao-do-trabalho-uberizado-nos-levara-a-escravidao-digital/ y http://www.abepss.org.br/noticias/wwwabepssorgbrdiadotrabalhador-448.

[ii] El asesinato brutal del músico negro en Rio de Janeiro por parte del ejercito brasileño dejó perpeljo al país. Para más información confiera https://veja.abril.com.br/blog/radar/familia-de-musico-assassinado-por-militares-aguarda-pensao-da-uniao/.

[iii] Marielle Franco, consejala de Rio de Janeiro covardemente asesinada por tiradores de élite del paramilitarismo que controla zonas importantes en el país. Para mayores informaciones consultar https://brasil.elpais.com/brasil/2020-12-07/assassinato-de-marielle-franco-completa-mil-dias-sem-solucao-enquanto-suas-herdeiras-politicas-entram-na-mira.html.

[iv] Hace pocas semanas, la policía militar de Río de Janeiro, con la excusa de la “guerra a las drogas”, realizó un operativo que terminó en la muerte de 28 personas en la favela de Jacarezinho.  Conferir,https://www.bbc.com/portuguese/brasil-57208131 y  https://www.agazeta.com.br/artigos/massacre-no-jacarezinho-barbarie-enquanto-politica-de-seguranca-publica-0521.

[v] Este concepto es frecuentemente usado para caracterizar la lógica que mueve el gobierno de Jair Bolsonaro, sea en el enfrentamiento de la pandemia de covid19, sea en el enfrentamiento de las manifestaciones de la “cuestión social”. Más elementos el autor encuentra en https://g1.globo.com/mundo/noticia/2021/04/29/bolsonaro-e-alvo-de-criticas-em-debate-no-parlamento-europeu-da-pandemia-na-america-latina.ghtml y en https://www.cartacapital.com.br/cartaexpressa/a-necropolitica-de-bolsonaro-constitui-um-crime-contra-a-humanidade/.

[vi] Mayores informaciones sobre la historia y la trayectoria de la Asociación Brasilera de Enseñanza e Investigación en Servicio Social (ABEPSS) pueden encontrase en ;http://www.abepss.org.br/; sobre el Consejo Federal de Serviço Social (CEFESS), confiera el site http://www.cfess.org.br/

Compartir
Back To Top